martes, 13 de noviembre de 2018

3001 ODISEA DE LA JUSTICIA VII




EL NARRADOR

El Sr. Buenavista quería hablarles de la productividad y su incidencia en la economía de mercado en el siglo XXI. El Sr. Pirulo, físico teórico, quería hablarles de física cuántica, para explicar eso de que el pasado no cambia, en realidad sí podría cambiarse. Algunos más querían hablar también, pero el pizarrón no se abre hoy. Lo primero es lo primero y ya me está saliendo humo de la calva.



      EL PROGRAMADOR, TERCERA PARTE

    Disculpen, disculpen, el cambio de termostato ha sido más laborioso de lo que imaginaba. En la revisión me descubrieron un montón de fallos en casi todas mis partes anatómicas.Me han hecho tantos implantes que ya puedo considerarme un hombre biónico. En realidad puede que hasta sea un robot. Pero esto es algo que solo se descubrirá al final de este largo culebrón. En estos tiempos nadie puede fiarse de nada. ¿Soy en realidad un robot? ¿Soy un humano con muy mala leche y un cinismo a prueba de bomba? No se molesten ni pierdan el tiempo con estas tonterías. Lo importante es lo que estoy contando.

     Habíamos quedado en que nuestro programador se estaba tomando un "cafelito" y fumándose un "pitillito". Pues bien, se tomó otros tres o cuatro cafelitos y se fumó media cajetilla de "Lucky Stroike", Esto mata, pero me da igual.Al final, cuando ya estaba tan aburrido que se estaba preguntando por qué razón no habría en canal a Tramiteitor y le cambiaba todos los circuitos, aparecieron en la puerta Gestoreitor y AuxEjecuteitor. El primero cariacontecido y lacrimoso. ¿Para cuándo el concurso de traslado? Gritaba con voz destemplada y metálica, muy enronquecida por sobrecalentamiento de sus circuitos. AuxEjecuteitor le acariciaba la nuca mientras intentaba en vano consolarle. Todo se andará, querido amigo, todo se andará.

    En cuanto el programador observó a su presa se lanzó sobre ella como un buitre. Le tocó un botón oculto y Gestoreitor quedó comatoso, fuera de servicio. Tras un prolongado y meticuloso examen de sus circuitos decidió que nada extraño pululaba por allí. Lo reinició y comenzó su bateria de preguntas, su test infalible para detectar atisbos de humanidad en los robots.

   -Diga ser más cierto cómo usted no puede ser trasladado porque es un robot y no un ser humano, con derechos inalienables que nunca serán pisoteados.

    -El confesante declara bajo juramento indecisorio que es tan humano como el que más y que necesita del cariño de su "love", de su compañía y de sus caricias. Que sus hijos lloran desconsoladamente por los rincones y que no hay derecho a que la burocracia sea tan desconsiderada con la naturaleza humana, tan fragil como un globito volando por el cielo, al alcance de cualquier desaprensivo.

    -Diga ser más cierto que usted posee una programación que le impulsa a trabajar compulsivamente y no pensar en nada más.

    -No es cierto. Poseo un alma inmortal que necesita de amor y de la compañía de sus seres queridos. Quiero mi traslado, quiero mi traslado...

     Y aquí Gestoreitor se echó a llorar como una Magdalena robótica, sus circuitos se colapsaron y el programador se tocó una pluma de su emplumado de guerra, muy pensativo. Tramiteitor observaba la escena con ojos robóticos, pero no intervino por miedo a ser considerado humano. En cambio AuxEjecuteitor se lanzó sobre Gestoreitor y comenzó a hacerle una respiración boca a boca que hubiera quitado el Hipo a un "Hipo...condriaco". Sus bocas metálicas se juntaron, pero siguieron frías, como pudo comprobar el programador con su detector de temperatura corporal. Tampoco observó aliento vital en ninguno de los dos. Sioux, el programador más avispado del cuerpo de programadores, decidió atajar por lo sano. Los bloqueó con un inhibidor de frecuencias y así quedaron ambos, haciéndose una respiración boca a boca que no les iba a llevar a ninguna parte.

    -Usted, Tramiteitor, écheme una mano. Despégueles como pueda y coloque esta sonda nanotecnológica en sus bocas. Necesito un examen en profundidad. Mientras hace esto puede ponerse en comunicación con el Ministerio y anuncie una luz roja como un horno. Esto es una emergencia. Estamos en cuadro.

     -Con todo respeto, Sr. Humano, jefe, Buana. Aquí no hay nada que hacer. Llevamos un mes sin una denuncia que llevarnos a la boca. Se lo puede usted tomar con toda la calma que necesite.

     Sioux se quedó pensativo. El virus era mucho más peligroso de lo que pensaba. Un virus virulento e impredecible. Si la plaga se extendía la Administración de Justicia se paralizaría y la fantástica sociedad del año 3001 quedaría a merced de los delincuentes habituales. Decidió que era hora de subir el color rojo a supernova a punto de estallar. Pero antes de dar una orden de este calibre era preciso tomárselo con calma, meditar friamente, robóticamente, y luego ya se vería. Se tomó otro cafelito, encedió otro pitillito y contempló, pasmado e intrigado la escena que se le presentaba a sus agudos ojitos de sioux, Ojo de Águila. Tramiteitor había caído sobre la pareja que continuaba con sus labios metálicos unidos,pegados, absorbiendo hasta el último hálito de sus circuitos internos. Aquello parecía más una escena pornográfica de la peor película porno que una oficina judicial.

     Se rascó todas las plumas de su emplumada cabellera y se dijo que ahora tendría que hacer un largo, larguísimo informe para el supervisor jefe. Recordó con aprensión la campaña publicitaria del Gobierno. "Los robots son los mejores funcionarios de justicia. Nunca dan problemas. Tramitan más rápido que nadie. Son amables. Nunca se enfadan. Pueden patearles, si lo desean, no les responderán y seguirán tramitando a toda velocidad". La escena tridimensional en la televisión TDT holográfica, era para partirse de risa. Todo el mundo aceptó que los humanos no servían para aquel trabajo. Que los robots serían la solución definitiva a un problema que se venía arrastrando desde tiempos inmemoriales, desde las cavernas, cuando un jefe cavernícola decidió que era más justo solucionar los problemas escribiendo en papiros que a garrotazos.

     Y aquí termino por hoy. Como ando más esperrado que un proletario en plena crisis económica me vi obligado a permitir que me colocaran un termostado a monedas, como en los viejos cibercafés de principios del siglo XXI. Se me están acabando los euro-dólares-yenes y voy a tener que salir pitando o la sesera estallará como un melón maduro.

     En el próximo capítulo les contaré el final de este capítulo, espero, si consigo más monedas. ¿Hay alguien tan amable que pueda prestarme un poco de chatarra?




      INTERVENCIÓN URGENTE DE KARL FUTURE

     El narrador se ha saltado a la torera todas las leyes robóticas, desde Asimov hasta Sokimito, el genio programador de la última centuria del siglo pasado. Un robot debe estar sometido a leyes implacables que no puede saltarse bajo pena de quedar bloqueado en un bucle perpetuo. Caso contrario estaríamos dando el salto de robot a humano. Entraríamos en el terreno de la libertad, de la voluntad, de la rebeldía. En plena y confusa naturaleza humana.

     Es más fácil que un humano se convierta en robot, sustituyendo toda su anatomía por acero de primera, transformándose en un biónico, que un robot entre en el reino de los cielos humano, o en el infierno humano, para ser más precisos. En otro momento les explicaré todo esto con más detenimiento.

     NOTA URGENTE DEL SR. BUENAVISTA

   ¿Y mi disertación sobre la productividad?

    NOTA LAMENTOSA DEL AUTOR

    Renuncio a la chatarra que me puedan facilitar para continuar escribiendo desde el ciber a cambio de un traslado rapidito y sin complicaciones. Si en el Ministerio pudieran ver cómo salta mi corazoncito, como una patata frita en la freidora, su empatía rezumaría por todos los poros de su piel y vendrían a consolarme con un decreto ley urgente.

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