domingo, 22 de noviembre de 2020

TERCER DÍA EN CRAZYWORLD IV

 


 



Dolores me daba un poco de penita. Sin protestar arrastró sus cansados pies hasta la cocina. Saltó mi caballerosidad, pero estaba aún más molido que ella, así que contuve mis deseos de ofrecerme. También me mordí la lengua, aún no había empezado el interrogatorio y no era cuestión de poner a la interrogada en mi contra a las primeras de cambio. Cuando regresó Patricia se comió la aceituna con deleite y dio un buen trago al Martini.

-¡Cómo me gustan las aceitunas!

-¡Anda, lo mismo que a mí!

No decía ninguna mentira. Además me iba a servir para hacerme el simpático.

-¿En serio? En mi caso mi ascendencia italiana tendrá algo que ver, pero me sorprende que usted, querido amigo, sienta debilidad por este maravilloso fruto de la tierra.

-Como aún sigo amnésico no puedo saber si la causa de mi gusto es cuestión hereditaria. No me sorprendería que mis ancestros procedieran de la piel de toro.

-¿La piel de toro?

-Sí, creo que así llaman algunos tontolabas a Spain.

-Anda. ¿No estarás recordando?

-Pues no lo sé. A veces me vienen cosas a la cabeza, pero aún no sé de dónde vienen. ¿Quieres creer, querida amiga, que una de las cosas que me ha llegado a la chola últimamente es la posibilidad de que yo haya sido un gigoló en mi vida anterior?

-¡Anda! Ojalá fuera verdad. Si lo confirmas me gustaría contratarte por una noche, si no fuera muy caro. Ja,ja,já. Bueno, dejémonos de bromas. Imagino que no habéis venido solo a alegrarme la mañana. ¿Qué os trae por aquí?

-Sentimos mucho no poder seguir alegrándote la mañana, querida Patricia, pero tenemos que hablar contigo sobre un tema muy serio. Ya sabrás del feliz fallecimiento del cabrón de nuestro director, que Dios tenga en el infierno.

-¡Conque era eso! Me alegro tanto como tú, Dolores, que ese cabrón esté en el infierno, pero no sé qué puedo aportar yo al respecto.

-Necesitamos que seas sincera. No sé si sabes que eres la sospechosa número uno.

-¿Yo? ¿Por qué?

-No te hagas la tonta. Ya me conoces. Sé todo lo que pasa en esta mierda de sitio.

-Sí, tú y ese imbécil de Jimmy. Pero no sé qué sabes que me convierta en sospechosa. Hablemos claro.

-Hablemos.

Agradecí que Dolores hubiera tomado la voz cantante, yo no tenía ni voz y mucho menos para cantar. Estaba realmente molido, incapaz de centrarme en lo que estaba ocurriendo a mi alrededor. Se podría decir que yo era el detective principal de aquella investigación…bueno, no, lo era el payaso de Jimmy, pero en cuanto le pillara dejaría de serlo… Apreté los puños y me moví ligeramente. Un dolor agudo despertó por todo mi cuerpo. Cerré la boca y oprimí los dientes, no podía darle ninguna ventaja a Patricia o se escaparía de aquella encerrona. No creo que lo fuera a lograr, teniendo en cuenta que Dolores, como un perro de presa, había mordido con fuerza y no iba a soltar.

-Todos en este maldito antro tenemos motivos más que suficientes para haber agujereado el pellejo de ese pinche tirano, de ese cabrón. Pero tú tienes más motivos que nadie.

-¡Ah, sí!

-Mejor que nos lo digas a nosotros, que somos tus amigos, que te obligue a hacerlo el Sr. Arkadín cuando llegue. Sería capaz de pedirle a sus guarda espaldas que te torturen.

¿Y por qué iba a hacerlo?

-Bueno. Ya está bien. El difunto violó a tu hija Laura. Yo misma hubiera matado a alguien que hiciera algo así a una de mis hijas.

-¿Pero tú tienes hijas?

Fui yo el que había hecho la pregunta. Me pilló totalmente por sorpresa.

-Tú y yo hablaremos de ese y de otros temas. Como ves, querida Patricia, te he contado algo muy íntimo que nadie sabe en Crazyworld. Ahora te toca a ti.



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