sábado, 28 de noviembre de 2020

UN DÍA EN LA VIDA DE UNA FAMILIA VANTIANA VI

 


-Así es Arminido. Por suerte yo he aprovechado el interludio para desayunar, así que no tendré que hablar con la boca llena. Y sin más iniciaremos esta entrevista a la que generosamente nuestros anfitriones han accedido.

 

ALIRINA

-Aprovechando la destemplada salida de su hija Olivina, me gustaría preguntarles, para abrir el fuego, cómo es la relación con su hija. Si eso no viola su intimidad, por supuesto.

 

ELIELINA

-Como usted sabe, porque ha pasado por lo mismo, nuestros hijos pasan por el terrible trauma de saber que quienes creían sus padres, con los que convivían todo el tiempo, en realidad eran figuras holográficas, creadas expresamente por nuestro “H”, con textura, por supuesto, de otra forma no podrían engañar a los niños, y con todas las cualidades necesarias. Incluida una personalidad clónica de los padres a los que imitan. Los padres reales nos dedicamos a seguir con nuestras vidas como si tal cosa. Son unas niñeras perfectas. Nosotros a veces les vemos y acariciamos un poco, jugamos un corto espacio de tiempo con ellos, hasta que nos cansamos y regresamos a nuestros quehaceres. Durante estos años solemos viajar más, hacemos excursiones, incluso pernoctamos en hoteles comunitarios y hasta algunos le piden a “H” que les construya habitaciones especiales para los niños, separadas de la casa por barreras energéticas que hacen cosquillas. En nuestro caso no lo hicimos. Nosotros, yo al menos, personalmente, nunca he estado de acuerdo con esta forma de educación. Tuve que sufrirla en mis propias carnes, por eso creo que la educación tradicional, histórica, que recibían los niños, era mucho mejor que la nuestra.

-¿Cómo es que no pidió a “H” que le dejara educar a Olivina en la forma tradicional?

 

-Estuve a punto de hacerlo. Lo pensé mucho, pero al final decidí que no estaba preparada para ser una madre tradicional y que Olivina saldría perdiendo.

 

-Sabe, por supuesto, que existen algunos grupos, poco numerosos, que postulan ese tipo de educación. ¿Por qué no les pidió ayuda?

 

-Los datos que tengo, no sé si ciertos, indican que esos niños, si bien no sufren el trauma de los nuestros al descubrir que los padres que les educaron no son sus auténticos padres, tienen otros problemas, casi tan grandes o más, al parecer les cuesta mucho integrarse en nuestra sociedad, y si no escapan a las montañas Negras, acaban en pequeños grupos de delincuentes difíciles de manejar.

 

-Disculpe que la interrumpa… Arminido, creo que este es un tema muy interesante para que puedan opinar nuestros tertulianos, especialmente la Sra. Arminiani.

 

-Así es en efecto, Alirina. Bueno, señora Arminiani, ¿qué nos puede decir al respecto? ¿Es este uno de los más graves errores de “H”?

 

-En realidad no se trata de un error de “H”. Fue diseñada para atender las necesidades de todos los omeguianos y atiende a este mandato de su programación mientras no colisione con cuestiones que atenten a su supervivencia. El bueno de Helenio de Moroni, su constructor, no encontró un algoritmo perfecto que en todo momento pudiera tomar la mejor decisión entre la libertad de cada omeguiano, el bienestar individual, el bienestar común y las repercusiones en el futuro de cada decisión. Teniendo en cuenta que todos, o la inmensa mayoría, decidieron educar a sus hijos de esa manera y así se lo pidieron, nuestra inteligencia artificial no podía negarse salvo que la prioridad de su libertad chocara frontalmente con las consecuencias de lo que le estaban pidiendo, y no parece que la huida a las montañas Negras de unos pocos adolescentes traumatizados pueda considerarse un revés importante. Puede que allí sean más felices que entre nosotros. No se conoce ninguna muerte, por suicidio o por otro motivo concomitante que llevarían ipso facto al bueno de “H” a cancelar su decisión. En cuanto a la polémica entre educación tradicional de los niños y educación moderna, debo decir que yo misma estoy a favor de la educación tradicional. Dejando de lado las razones importantes que esgrime la señora Elielina, todo afecto que se muestre a través del contacto físico, las caricias, los besos, toda educación personalizada, física, es siempre mejor que una educación interpuesta, aunque ésta sea llevada a cabo por clones tan perfectos de los padres como los que ha conseguido “H”. Estoy convencida de que si ella no manipulara nuestros cerebros a través del casco, durante nuestros sueños, todos los omeguianos sufriríamos graves patologías mentales…

 

-¿Le parece poco las que ya sufrimos?

 

-Lo siento Artotis, no tiene la palabra, luego se la concederé de mil amores, pero deje terminar a la señora Arminiani.

 

-Si, en efecto, tiene razón el Sr. Artotis. Solo “H” sabe hasta qué punto nuestras mentes están tocadas y todo lo que él está haciendo para que no se note demasiado. Nuestras vidas se han convertido en una pasiva recepción de estímulos. Nadie se mueve si no es imprescindible, y esto tiene que pasar factura necesariamente. A pesar del incentivo que suponen los créditos por hacer esto o aquello, repito que nadie hace nada que no sea imprescindible. Cuando los omeguianos necesitan créditos para lograr algo que les interesa mucho, mueven el cuelo que se las pelan. Eso sí es verdad, pero el resto del tiempo se limitan a comer, dormir, disfrutar de placeres artificiales, ver los canales holovisivos de “H” o hacer excursiones cuando les sobran créditos que no necesitan para nada más y hay sitio en las listas.

-Hay que acabar con “H”. Cuanto antes. A cualquier precio.

-Sr. Artotis, es la última vez que se lo digo, una interrupción más fuera de turno y se va a la cafetería hasta que yo diga. Bueno, a ver, ¿a qué viene este desmadre? ¿No sabe que el bueno de “H” siempre nos observa?

-Como Dios.

-Ese es un concepto totalmente desfasado. Lo mismo que acabar con el bueno de “H”, que si no fuera tan bueno ya habría acabado con todos nosotros. Bueno, vamos a ver, Artotis, ¿por qué quiere acabar con él? ¿De qué comeríamos, qué beberíamos, dónde dormiríamos, qué sería de nuestras miserables vidas? Y además, ¿cómo pretende acabar con una inteligencia artificial que se entera de todo, lo sabe todo, lo puede todo y está tan protegida de cualquier ataque, de cualquier acto terrorista, que los pocos jóvenes que se refugiaron en las montañas Negras y que luego regresaron para vengarse, fueron achicharrados con suma facilidad?

-Aquí Alirina, aquí Alirina. Cambio. Creo que cometí un error pidiendo opinión a los contertulios. Arminido, os habéis olvidado de mi conversación con la materfamilias de esta casa. Ya casi han terminado su desayuno. Un poco más y se nos termina el día sin saber cómo vive una familia vantiana estándar.

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