COLGADO DEL PIANO- PARA EL POEMA TIEMPO
Tiempo, mucho tiempo ha pasado desde que nuestro detective se quedara embobado
tocando el piano en el hotel donde canta Sally, la cantante de la Tropicana. No es que
haya dejado su sala de fiestas favorita, lo que ocurre es que su fama está traspasando
fronteras y a veces la llaman de un sitio y de otro.
Nuestro detective se hizo pianista para poder espiar mejor a la cantante -al menos eso
dice él aunque todos sabemos que es para estar más cerca de ella- . Ha pasado tanto
tiempo que el detective se quedó traspuesto, en éxtasis. Las teclas del piano eran como
la escala de Jacob, cuanto más las tocaba más ascendía hacia el séptimo cielo. Ascendió
tanto que se olvidó de que era detective, de que estaba allí para espiar a la cantante, de
que se había hecho pianista, de que en realidad ya no sabía si le llegaban o no cheques
del cliente que le mandó espiar a la cantante de voz de terciopelo. Ni siquiera sabe si la
cantante se ha ido o sigue allí cantando a la luz de la luna. Porque su éxtasis le ha
conducido fuera del tiempo y ya no quiere volver.
Esté presente o no la cantante sigue oyendo su voz, ahora más madura, aún más
cálida que entonces. Ha dejado la salsa por un momento y se ha puesto a tararear un
blues o un espiritual negro. El pianista no lo sabe muy bien porque siempre tuvo una oreja
frente a la otra para eso de la música.
Es tiempo de enterrar silencios, de preñar vidas por la hendidura del recuerdo. Canta
Sally con esa voz mística de negro espiritual que le deja a uno colgado de la lámpara. Lo
que le ha ocurrido al pianista que aún no ha despertado. Pero despertará en cuanto el
gerente del hotel y unos cuantos empleados logren descolgarle de la lámpara del salón.
Nadie sabe cómo llegó hasta allí. Alguna vieja cotilla comenta que salió volando desde el
piano mientras cantaba una tal Sally, apodada la cantante de la Tropicana. Pero nadie la
cree.
La persona: Sally en realidad se llama Cecilia Santisteban, es doctora en medicina y
espacialista en enfermedades tropicales, según creo recordar y que me corrija si me
equivoco. Resulta llamativo que una mente científica se deje devorar por la pasión de la
poesía. Pero hay grandes y gloriosos ejemplos de científicos que además de cabezas
muy bien amuebladas tienen corazones que no les caben en el pecho. Este es el caso de
Cecilia-Sally de quien no quiero dar muchos detalles- aunque no sé tantos como para
pasarme- porque creo que es ella quien debe decidir lo que quiere manifestar de su
personalidad. Si mal no recuerdo puede que fuera Leo y la pasión parece ser una
característica fundamental de su poesía. Aunque resulta difícil conocer a personas virtuales,
como somos todos los internautas, sí creo que es una mujer discreta, tímida y
algo reservada. Ello no le impide desnudar su alma en sus textos y eso es lo mejor que
se puede decir de un escritor o de una persona que escribe, que viene a ser lo mismo.
Dejaremos para otro momento su personalidad como poeta y escritora y sigamos a la
cantante de la Tropicana.
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