EL NARRADOR-ACOTADOR
El bufón rueda por el suelo semidesnudo ante el
acoso de Plurabella con quien se pone en pie, se acerca a Plurabella real,
ambas se abrazan y lloran. El bufón rueda y de su boca sale una nube inmensa de
ininterrumpida de ectoplasmas que se transforman en guardias ducales. Están
desnudos pero portan espadas y lanzas y forman una falange defensora al extremo
del escenario. Se produce un pequeño rifirrafe y suena una trompeta, luego otra
y otra en un contrapunto clamoroso. La guardia real se retira y la clonada
permanece firme, subiendo y bajando en perfecta sincronía. El ballet de los
clones no ha cesado conformando una extraña disonancia con la escena anterior.
El clon de la condesita Vilenta ha protagonizado una surrealista danza
serpentina. Tras la retirada de la guardia ducal real se ha puesto en pie y transformado
en una mujer sensual con rabo de demonio y cabeza semiviboril, se acerca al
bufón que de rodillas intenta recuperarse. Lo tira hacia atrás, le quita la poca ropa que
le queda y se monta a horcajadas, buscando su miembro bufonesco con sus muslos.
Todos los concurrentes, los clones, todo el mundo se queda en silencio, mirando
con ojos desorbitados la escena. Entonces se oye un grito horrísono. Es la
condesita Vilenta real. Todos la miran comprenden que su terror nace de que su clon
está llevando a cabo sus fantasías viboriles y lujuriosas.
MUERTE AL BUFÓN OOO ÓN MUERTE AL BUFÓN OOO ÓN.
TODOS
MUERTE AL BUFÓN, ETC ETC.
La clón de la condesita Vilenta deja de intentar
poseer sexualmente al bufón e intenta estrangularlo con sus dos manos. Acuden
juntos Plurabella y su clón e intentan desasir a la Vilenta. Toda la
concurrencia reacciona mal mientras siguen entonando MUERTE AL BUFÓN. El canto
de la Vilenta real hace de contrapunto-fuga. Es verdaderamente infernal, pero increíblemente
armonioso con las voces de la concurrencia.
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