jueves, 15 de agosto de 2024

UN DÍA EN LA VIDA DE UNA FAMILIA VANTIANA XXVII

 


 

“Ya hemos visto el zoo, la zona de las Montañas Negras, ahora nos dirigimos al gran lago que ocupa una amplia extensión entre las Montañas Negras, el zoo y lo que es la zona urbanizada de Vantis. Para ver la capital, lo que es estrictamente la zona urbanita, haremos un viaje circular, o más bien en espiral. Así podrán contemplar una estupenda panorámica de la capital de nuestro planeta y se harán una idea de cómo es la ciudad en la que viven y que muy pocos han visitado y conocen. No hablo del resto de habitantes continentales y planetarios que tienen sus propias vidas. Me consta que en este programa se hablará de ellos en una serie de programas dedicados a conocer el planeta Omega en su totalidad. Ya sé que los vantianos creen que Vantis y Omega son lo mismo y que quienes viven fuera de la capital son unos excéntricos que habitan fuera de Vantis por llevar la contraria. Verán que no es así y disfrutarán conociendo su planeta. Se lo aseguro. Cuando terminemos de ver Vantis, de una manera somera, porque nos llevaría mucho tiempo hacerlo en su totalidad, regresaremos a casa de nuestros anfitriones, donde disfrutaremos de una noche en el mundo virtual. Y me incluyo porque Alirina me ha convencido para que compartamos la experiencia. Confieso que tengo algo de miedo, no porque me pueda gustar tanto que abandone mi vida en el zoo, más bien me asusta lo que podamos encontrar y la interacción con los vantianos y el resto de omeguianos que viven de forma habitual en ese mundo y no conocen la realidad tal como la conocemos nosotros.

“Y ahora permítanme seguir describiendo lo que estamos viendo de Vantis. Nuestro vehículo ha disminuido la velocidad para que podamos hacernos una idea de la distancia física que hay entre los diferentes barrios y cómo se construyó la ciudad en forma circular desde el centro, el núcleo, donde vive “H” en su palacio de cristal, digámoslo así, y que este programa visitará muy pronto, en cuanto se reciba la autorización pertinente y preceptiva de nuestro jefe supremo.  No es mi función hacerles una historia de la ciudad, ni siquiera breve, me limitaré a darles algunos datos esenciales que luego podrán ampliar consultando la biblioteca de “H” o si se atreven, haciendo una visita detenida y a pie de nuestra capital. Ya saben que existen varios hoteles dirigidos por nuestra inteligencia artificial y su flota de robots para albergar a los visitantes que no tengan parientes y que deseen hacer una visita turística en debida forma. Allí les cobrarán los correspondientes créditos, que no son muchos, ocuparán las amplias habitaciones que se les designe y podrán visitar la ciudad el tiempo que deseen, bien a pie o en el transporte público de que les informarán sus guías. Les animo a hacerlo, tanto a los habitantes de la capital como al resto de ciudadanos del planeta. Nada me gustaría más que el turismo vantiano sufriera un colapso por acumulación de visitantes. De momento no es así, como están viendo, los barrios que estamos viendo a vista de pájaro están absolutamente desiertos. Es tan raro ver a alguien desplazándose a pie por la ciudad que les prometo que en cuanto  veamos alguno se lo haré saber e incluso aterrizaremos para que Alirina pueda entrevistar a la “rara avis”. Si algún lejano y utópico día el turismo a Vantis hiciera colapso ya se encargaría “H” de arreglarlo, que para eso está. Como ven cada casa tiene su terreno privado con sus correspondientes jardines, más o menos grandes y sofisticados según el número de créditos disponibles por sus habitantes en la construcción de su hogar.  No son necesarios los jardines públicos puesto que nadie sale de casa, y si alguien lo hiciera siempre tendría la posibilidad de visitar el zoo que yo le enseñaría encantada. Aparte de la enorme extensión del zoo el otro gran espacio natural de la capital es el gran lago Omega al que vamos a acceder de inmediato, tan pronto atravesemos este barrio, el más cercano al lago. El programa tiene previsto mostrarles un mapa holográfico con una flecha indicadora de nuestro recorrido. En efecto, ahora aparece en sus pantallas. Desde el zoo nos estamos moviendo en círculo por el espacio exterior de la capital, hemos visto la finca de Artotis, luego el zoo con las Montañas Negras al fondo y ahora nos dirigimos al lago. Esta es la zona norte de la capital, lindante con la gran estribación montañosa de este continente. Al sur tenemos la gran llanura de Vantis que se extiende por el resto del continente hasta llegar al gran océano vantiano a cuyas orillas habitan una raza de pescadores, que lo mismo que los granjeros rebeldes no han querido dejarse asimilar completamente por la vida que “H” nos ofrece. Estos pescadores trasladan a la capital pescado fresco, en un transporte cedido por nuestro jefe que también les ha construido una lonja a la que pueden acercarse a comprar pescado fresco todos los vantianos que lo deseen. Yo soy uno de ellos y también visito el mercado de productos vegetales naturales. Si ustedes están viendo este programa seguro que no pertenecen a los que viven en el mundo artificial que visitaremos esta noche y que nada saben de estas cosas.

“Vemos ya, a lo lejos, la superficie rielante del gran lago Vantiano. Como observarán no se permiten las urbanizaciones cercanas, aunque algunos han obtenido, gracias a una cantidad ingente de créditos el poder habitar sobre su superficie en pequeños barcos de madera con las formas más diversas y todas las comodidades. Algunos son incluso pescadores y sus embarcaciones carecen de todo adelanto técnico. El número de viviendas y habitantes está perfectamente regulado por “H”, quien también regula el tráfico en el lago y los permisos correspondientes de movimiento, tanto de sus habitantes como de los escasos turistas que vienen por aquí. Nosotros no nos detendremos, tan solo daremos un par de pasadas circulares muy despacio para que ustedes puedan disfrutar sin prisa de este paraje idílico.

“Hasta ahora ningún omeguiano ha tenido el menor problema para trasladarse por todo el planeta, visitando cada uno de sus continente y océanos. El turismo interior es pobre y el exterior no existe, porque como saben seguimos en cuarentena tras muchos siglos, después del intento de conquista por parte del planeta Noctor. Pero toda la historia de Omega la pueden consultar en la biblioteca de “H” y habrá problemas dedicados a nuestra historia, especialmente al Mesías de Omega. Ojalá que pronto todo el mundo se decida a salir al exterior y vivir una vida natural, en lugar de la que les suministra sus cascos virtuales. No me importaría que esta noche Alirina pudiera convencer a todos los vantianos con los que se encuentre en el mundo virtual para que abandonen ese mundo y comiencen a vivir por fin en la realidad. Dado que ha sido capaz de convencerme a mí para que la acompañe al mundo virtual, no me sorprendería que también fuera capaz de hacerlo al revés con los vantianos con los que nos encontremos esta noche. ¿No es así, Alirina, intrépida reportera?

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