sábado, 21 de abril de 2012

HABITACIÓN 3 EL CIRCO DE SLICTIK

 
 
 
El millonario Slictik había logrado su amplia fortuna en el negocio de las variedades. Su caso era en extremo curioso porque no había dedicado sus esfuerzos a la representación de vedettes con vistas al Folies Berger ni a descubrir cantantes para el hipódromo de los números uno en las principales listas del planeta musical, ni se había introducido en el negocio mediático de las cadenas privadas de televisión ni siquiera comenzó como un teatrillo ambulante de feria en feria con espectáculos de mucha chicha y humor grueso. Su genial idea no hubiera logrado en las apuestas mafiosas ni un mísero 100 a 1. Nadie hubiera apostado un céntimo por la posibilidad de que aquel jovencito escuchimizado y tímido acabara logrando con sus magros ahorrillos otra cosa que no fuera un embargo rápido y efectivo de algún banco desesperado capaz de prestarle un par de kilos de los de antes para levantar un negocio tan surrealista y delirante como las fantasías que le perseguían desde la infancia como abejorros molestos y coléricos.


Slictik adoraba el humor a pesar de que su rostro bien hubiera podido pasar por el de un enterrador vocacional. La primera película que vio en un destartalado cine de pueblo donde su familia intentaba sobrevivir a trancas y barrancas fue una noche en la ópera de los hermanos Marx. La impresión fue tan duradera que aprovechó todas las reposiciones de sus películas para analizar y viviseccionar el humor como si de una cola de lagartija recién cortada se tratara. A una noche en la ópera siguieron Un dia en las carreras, una tarde en el circo, el hotel de los líos, los hermanos Marx en el Oeste, Sopa de ganso, Amor en conserva, el conflicto de los Marx y el resto de su filmografia. Las películas menos conocidas y exhibidas pudo verlas en cineclubs o en vídeos cuando este invento empezó a ponerse de moda. Se las arreglaba para encargar videos en versión original a amigos o incluso desconocidos que viajaban al extranjero, principalmente a USA. Así consiguió su filmografía completa al menos según constaba en una enciclopedia del cine que un vendedor a domicilio le endilgó con la satisfacción del que consigue vender la tour Eiffel a un pardillo. En cómodos plazos mensuales durante tres años consiguió pagar los veinticuatro volúmenes de que constaba el alarde editorial de un ingenuo y primerizo editor. Supo así que tanto Harpo como Groucho habían interpretado algunas películas por separado y también que el humor no empezaba ni terminaba en este trío, a veces cuarteto, a quienes llegó a conocer incluso mejor que a su perrita Tula, un regalo de Reyes Magos que hizo de su vida de niño y adolescente un verdadero paraíso.


En el colegio religioso donde sus padres le internaron en un alarde económico sin precedentes descubrió al Gordo y al Flaco, Oliver Hardy y Stan Laurel o al revés. Todos los sábados a eso de las veinte treinta salía de estampida para llegar el primero al salón de actos donde se proyectaría una película cómica de alguno de sus ídolos o un montón de cortos de El Gordo y el Flaco o de Buster Keaton cara de palo o de Harold Lloyd el hombre araña o de Charlot que llegó a ser su preferido incluso por encima de los hermanos Marx. Todas eran películas en blanco y negro hasta que un sábado surgió la sorpresa: una película en color. Era de otro humorista que comenzó a abrirse paso en su corazoncito. Se trataba de Jerry Lewis, el cara de tonto, cuyas gesticulaciones llamaban más su atención que las situaciones cómicas en las que se veía envuelto. Le gustó especialmente una película en la que hacía de payaso, puede que se tratara de las joyas de la familia o the day the clown cried o cualquier otro título. Su pasión por el cómico cara de tonto perdió enteros con los años y ya no dominaba su filmografía como al principio.
Antes de ser expulsado fulminantemente del colegio a punto de terminar su segundo año descubrió a Jacques Tati, un cómico francés, del que exhibieron su película Les vacances de Mr. Hulot. Su humor refinado y su figura alta y apuesta le dejaron con la boca abierta. El hecho de que se perdiera la película de Fernandel el sábado siguiente debido a la expulsión fulminante no le preocupó mucho porque ya había trazado su camino en el plano de la vida. Quería ser cómico, humorista, y si esto no era posible al menos se convertiría en productor o mánager de humoristas.


Se echó al mundo y trabajó de casi todo con tal de conseguir unos ahorrillos con los que comenzar su vida de mecenas de cómicos. Tuvo la gran suerte de conocer en uno de sus viajes a una extraña pareja que no se las daban de cómicos ni mucho menos pero Slictik enseguida descubrió en ellos esa veta humorística oculta que su fino olfato de sabueso era capaz de encontrar incluso bajo las lápidas de los cementerios. El profesor daba una conferencia como profesor invitado en una universidad de verano de una ciudad costera cuyo nombre vamos a mantener en el anonimato porque la intervención del profesor emérito desembocó en un escándalo sin precedentes. El profesor y su sorprendente ayudante, un gordito bonachón y tonto que hizo las delicias de Slictik, se salvaron de ser linchados por azares del destino. Lo que no impidió que Hipo, así se hacía llamar el insólito gordito, terminara remojado en un cercano puerto pesquero.


Slictik alquiló una barca y rescató al patoso Hipo con unas redes de pescador. En el muelle les esperaba el profesor, muy tieso como en él era habitual y mordiéndose las uñas en un gesto que no se repetiría nunca. Slictik les invitó a pasar la noche en un modesto hotel cercano y mientras cenaban el joven mecenas les propuso formar parte de un espectáculo cómico que estaba montando. Viendo cómo devoraba la cena Hipo estuvo a punto de pensárselo, pero su olfato de sabueso dijo la última palabra y así fue como comenzó su accidentada carrera de productor de espectáculos humorísticos.


Todo esto que les acabo de contar viene a cuento porque justo ayer llegó a esta ciudad el famoso circo de Slictik. Un servidor, el narrador, ha sido encargado por el modesto diario de esta ciudad de escribir una larga crónica que ocupará todo el suplemento dominical. Una ocasión única para este recién ingresado en el mundo de la farándula periodística. La pequeña biografía de Slictik que acabo de esbozar me ha llevado toda la noche. El servicio de documentación que tiene el diario el Mercury es un verdadero desastre. Menos mal que mi novia trabaja en la biblioteca pública y me ha echado un cable.

Hace años que el circo de Slictik no pisa esta ciudad por lo que el acontecimiento ha sido calificado por el editorialista como el "acontecimiento del siglo". Este intrépido reportero ha podido enterarse de que la razón de semejante evento se debe a que la esposa de Slictik, Karen Latic, es oriunda de aquí y amenazó con el divorcio a su marido si el circo no recalaba al menos unos días en la ciudad. Al parecer Karen Latic quiere "fardar" con unas amigas de colegio de las que nada había vuelto a saber hasta que recibió unas cartas muy caústicas en las que se mencionaba al circo de Slictik como una "verdadera mierda", y cito palabras textuales, y un espectáculo bochornoso y grosero donde los humoristas no cesan de decir palabrotas y hablar de obscenidades tales como las rótulas al descubierto de actrices hollywoodienses de muy dudosa fama tales como Sharon Stone y Julia Roberts sin contar otras muchas que no cesan de caer de los labios de los humoristas de Slictik como cae la baba de las comisuras labiales de un niño al que acaba de enseñársele una piruleta.


Mañana pues, por la tarde, a las 21,30 para ser más precisos, el circo de Slictik abrirá su puerta a todo el mundo, incluidos niñas y niños que ya han recibido un permiso por escrito de sus padres. Exigencia de Slictik que será cumplida a rajatabla. Les aconsejo que no se lo pierdan aunque me dejen sin butaca en primera fila. Entre los números más apreciados no están el del domador de fieras ni los trapecistas ni el de los elefantes, el de los payasos sí pero con un toque slictiano que los hace irreconocibles. Las figuras que aparecen en el cartel que estoy desenrrollando en este momento entre otras muchas son: El profesor John Cabezaprivilegiada; Hipo su ayudante; Amabilio el político gentil; Marianela la criticona; Antonius Pelota-redonda famoso entrenador de fútbol ahora en el candelero; Ladino el terrorista psicológico; el psiquiatra Carlo Sun discípulo de Jung; el telépata loco, anónimo humorista al que no lograran ver pero sí oír; Conciencia-Krosnamurti el famoso guía de la Cuesta del marrano el rastro espiritual más conocido de oriente y occidente y otros muchos humoristas que les sorprenderán con sus números surrealistas de humor a ultranza.


Y debo despedirme porque junto con mi novia, la bibliotecaria, he sido invitado al cóctel que la esposa de Slictik, Karen Latic, da esta noche para toda la ciudad de Moonpaper. Les aconsejo que no se pierdan la función de mañana. Saquen sus entradas con antelación y traten de conseguir un buen lugar porque al parecer algunos humoristas tienen la voz cascada y no se van a enterar de mucho ni con los megáfonos que Slictik tiene preparados para casos de emergencia. Incluso se habla de que este archiconocido millonario va a presentar a sus pupilos, algo que no hace desde la famosa entrevista en el programa de televisión de Carson Maccallers, que le abriera las puertas de Hollywood donde hizo sus primeros doce flims como quien no quiere la cosa y que asentaron su fortuna a prueba de debacles bursátiles.

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