lunes, 1 de junio de 2015

CRAZYWORLD (EL CENTRO DE SEGURIDAD)


EL CENTRO DE SEGURIDAD DE CRAZYWORLD I



Por fin ambas miradas se despegaron. Jimmy fuese y allí no hubo nada… al menos de momento. Una vez en el hall, “El Pecas” recobró su buen humor.

-Creo que vamos a empezar por el Centro de seguridad de Crazyworld, el cerebro de esta locura. Nada sucede aquí sin que alguien lo sepa o quede grabado de alguna forma.

-¿Quieres decir que estamos siendo vigilados constantemente, como si esto fuera el país del Gran Hermano?

-Imagino que te refieres a la novela de Orwel. No soy tan tonto o inculto como te puedo parecer…

-No he dicho eso, Jimmy.


-No importa. Sí aquí hay una cámara escondida tras cada objeto, incluidos los más inesperados, sobre todo esos. También hay micrófonos por todas partes. Si quieres hacer algo sin que nadie lo sepa tienes que hacer como yo, trazar un mapa de todas las cámaras y micrófonos y anularlos por un tiempo, solo los imprescindibles y de forma que parezca casual. Si no lo haces así pronto te descubrirán y te llevarán a las celdas de aislamiento.

-¿Qué son las celdas de aislamiento, Jimmy?

-Ahora las verás. Están de camino hacia el centro de seguridad.

Nos habíamos quedado charlando tranquilamente en el hall. Tras el opíparo y accidentado almuerzo los pacientes se habían ido diluyendo, como un azucarillo en un vaso de agua. Imaginé que muchos subirían a sus cuartos para echarse la siesta o hacer cualquier cosa de las que son capaces de hacer los locos, porque si bien de los cuerdos esperas que hagan cualquier cosa, de los locos solo unas cuantas. Otros saldrían a los jardines. Hacía una tarde estupenda y apetecía sentarse en un banco a la sombra o tomar el sol cerca de la piscina, bajo una sombrilla, en bañador o en traje de calle. ¿A qué se dedicaría cada uno de los pacientes de Crazyworld tras el almuerzo? Seguro que si se lo preguntaba a Jimmy éste me lo contaría todo con pelos y señales, pero yo no quería que se enfangara una vez más en una charla estúpida que no nos llevaría a parte alguna. El hall estaba casi desierto, solo John Smith, el asesino en serie, dormitaba en su sofá favorito. No obstante supuse que el personal del comedor terminaría sus faenas pronto y no deseaba más problemas con El Pecas, el hombre-problema por excelencia.

-Me gustaría que me enseñaras las celdas de aislamiento y conocer ese famoso centro de seguridad. Lo que no entiendo es cómo demonios puedes acceder a él. ¿No se supone que los pacientes no deberíamos saber ni de su existencia, mucho menos poder entrar allí y ver el tinglado?

-Cierto, amigo, nadie debería entrar allí, ni siquiera el personal, salvo el autorizado, no obstante si tienes amigos hasta podrías entrar y salir del infierno como si tal cosa. Tengo una buena amiga en el Centro de Seguridad y no me preguntes nada más, pronto la vas a conocer.

No hice más preguntas. Jimmy me hizo bajar por unas escaleras, disimuladas tras frondosas plantas.



-¿Por qué no pillamos el ascensor?

-Porque tienen cámaras hasta en el suelo, para grabarnos las plantas de los pies. Esta es una escalera de servicio que casi nadie utiliza y por lo que observé la última vez que estuve mirando las pantallas en el Centro de seguridad no estaban pinchadas. Ni un solo plano. Nos conviene pasar lo más desapercibidos que nos sea posible.

-Si tú lo dices.

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