miércoles, 12 de julio de 2017

DODGE CITY, CIUDAD SIN LEY I




NOTA PREVIA/ Las ideas para relatos abundan en mis libretas y cuadernos tanto como los champiñones en el estiercol. Cada vez que se me ocurría una idea, por más disparatada que fuera, rápidamente la escribía en lo que tuviera a mano, una libreta pequeña, grande, cuaderno normal, grande, servilleta de papel, periódico, lo que fuera. A veces al encontrarme con estos retazos de cualquier cosa pensaban que eran tonterías y terminaban en la papelera, pero curiosamente esto ocurría pocas veces, las más decidía que algo bueno se podía sacar de todo aquello o que incluso la idea era tan creativa y con tantas posibilidades que era preciso trabajarla y exprimirla como una hermosa naranja valenciana. 

Entre estas ideas tan "creativas" me he encontrado con al menos media docena de historias que hacen referencia o se basan en unos supuestos disturbios ocasionados porque la ciudadanía decide practicar la desobediencia civil, saltarse las normas, acabar con lo políticamente correcto, dejarse de tonterías como el qué dirán y el qué no dirán y lanzarse a la libertad más anárquica, a la recuperación del libre albedrío total, como en tiempos de nuestros primeros padres prehistóricos, que vivían donde podían, incluso en las cavernas y hacían lo que querían, aunque les comieran los tigres de dientes de sable o les patearan los mamuts, no importaba lo que ocurriera, ellos eran libres y así lo demostraban a cada momento, lo importante es que no había normas, reglas, mandamientos, decretos-leyes, propuestas de ley, leyes orgánicas... no había nada, y por eso nadie te podía poner una multa o meterte en la cárcel. Si te comía un tigre dientes de sable, peor para ti, pero nada de multas.

Las variantes de esta idea básica son muy creativas. En este caso recordé aquellas viejas películas del Oeste, que ocurrían en Dodge City, ciudad sin ley, tomada por los pistoleros y donde no se olía un sheriff ni a cien leguas. Se trata de una ciudad moderna, donde comienzan a ocurrir las cosas más disparatadas, y a la que es enviado un intrépido reportero, émulo de otro de mis personajes, Lotario, el reportero más dicharachero del diario. Todo en esta historia tiene cabida, siempre que sea disparatado, surrealista, iconoclasta, herético y hasta perverso. La idea de qué sucedería si en nuestra maravillosa sociedad un buen número de personas decidiera que todas las leyes y decretos y normas no tienen el menor sentido, y nuestras ciudades se transformaran en Dodges Citys, ciudades sin ley, sin duda es una de mis más perversas ideas, tal vez por eso la historia ha estado olvidada en algún cajón y no ha sido encontrada hasta este preciso momento totalmente ácrata de mi vida, en que todo mi importa un comino y si alguien quiere plantar cominos en mi huerto, puede hacerlo con entera libertad.

   





                   DODGE CITY, CIUDAD SIN LEY

                              DIARIO DE UN REPORTERO

Fui enviado, con patada en el trasero incluida (me negaba a viajar a una ciudad sin ley) para cubrir toda la información que se iba generando a pasos agigantados en Dodge City. Aproveché el viaje en tren para documentarme, porque no sabía más de los extraños acontecimientos ocurridos en aquella pacífica ciudad, que lo poco que me dijera mi jefe en su despacho.

Permítanme que le haga una somera cronología, para ayudarme yo mismo y para que ustedes puedan recurrir a ella cuando se pierdan.

-10 de abril del año 2020. Un hombre abandona su trabajo poco antes de la hora de almorzar. Se sitúa en la avenida más populosa y con más tráfico de la ciudad. Se arrodilla, pone los brazos en cruz, y así permanece en silencio, como un bendito. Los claxonazos claman al cielo, pidiendo venganza, pero este buen hombre sigue impávido. Bueno, en realidad una nubecita que pasaba por allí deja caer un par de gotas que el penitente se quita con la mano del rostro.

Un conductor abandona su vehículo envuelto en una nube de ácido sulfúrico. Me puedo imaginar lo sulfurado que estaba el buen hombre.  Toma al bendito de los sobacos, le zarandea y la arrea dos bofetones de no te menees. El bendito reacciona, lo arroja al suelo y comienza a darle patadas en las zonas más blandas del cuerpo hasta decir basta.  Es entonces cuando se puede decir que ha comenzado la danza…solar, porque precisamente en ese instante la nube deja de incordiar, se mueve y aparece el sol. El bendito danza como un apache alrededor del fuego sagrado, al tiempo que clama por la llegada del Apocalipsis, de esta torpe y grosera manera: “Estoy hasta los c… de toda esta p… mierda. ¡”Ajolá” se caiga el cielo sobre nuestras cabezas!

Lo que sigue es indescriptible, razón por la que me voy a cuidar muy mucho de narrarlo. El episodio tiene un final cuando llega la policía, lo reduce como puede, lo esposa, lo introduce en el vehículo y se lo lleva a la comisaría más próxima, todo ello con un aparatoso juego de luces y sirenas, digno de una puesta en escena hollywoodiense.

Aquí finaliza el episodio. Nada más por lo que respecta a aquel día y a aquella noche, ni un mísero borracho armando alboroto, ni el robo de un bolso a una dama, nada de nada.

11-4-2020

A las 17,05 una mujer, más bien joven, que se encuentra en paro, sale a la calzada en porretas, justo en el mismo punto kilométrico donde el bendito apocalíptico del día anterior montó su show. Dice haber leído la prensa de la mañana, dice estar de acuerdo con el bendito y con un movimiento de caderas, que levanta silbidos de aprobación entre la concurrencia masculina y abucheos de los viandantes del género femenino, decide provocar también ella:

“Estoy hasta los mismísimos ovarios de esta maldita sociedad, insolidaria y hostil, a quien le importa una hamburguesa con pimientos lo que les ocurra a los demás”.

Un conductor la jalea, baja de su vehículo, se desviste él también y bailan en pelota picada la música que les pone otro conductor, subiendo el volumen al máximo. Pronto dejan de bailar porque han decidido que se gustan y como se gustan deciden besarse y como esto les parece poco están a punto de practicar un coito en plena calle cuando aparece un coche de policía, ululando a todo ulular de sus sirenas.

En los informativos de la noche de la cadena KVT de Dodge City aparece el video de un aficionado, notablemente censurado, aunque aún se ve mucho según la liga de la decencia ciudadana de Dodge City.

Este parece ser el pistoletazo de salida. Las grandes cadenas del país se hacen eco del evento. Las imágenes aparecen sin censurar. Se entrevista al video-aficionado, quien describe la escena con pelos y señales. Conmoción nacional, incluso internacional. Se entera todo el mundo de lo sucedido y es precisamente en ese momento cuando me entero yo, que justo me estaba reponiendo de una borrachera de campeonato porque mi novia me dijo hace dos días que estaba hasta los c… de mí y se marchó con rumbo desconocido. Luego me entero que me abandonó por un policía. Bueno, al menos tiene pistola. ¡Tócate las narices!

Me pregunto qué está pasando. Mi novia se pregunta lo mismo. El universo se pregunta tres cuartas parte de lo mismo. Me llama mi jefe y me pregunta qué estoy haciendo. Le contesto que investigo a una becaria de la Casa Blanca, que tiene algo que contarme. No se lo cree y me ordena que esté preparado, porque la situación en Dodge City es explosiva y que sin duda será algo más que un trío de lunáticos montando la burra equivocada. Necesita un inútil para ir a echar un vistazo y yo soy el más inútil entre todos los inútiles… Gracias jefe.

Duermo como un bendito. Al despertar pongo la televisión y hete aquí que están transmitiendo…





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