martes, 7 de abril de 2020

MANIFIESTOS DE LA MENTE ENMASCARADA.COM X









CUARTO MANDAMIENTO/Pactarás con el ser humano, con la persona, no con las siglas. Si renuncias a tus valores por los valores de las siglas estás renunciando a los valores humanos por los valores matemáticos, ideológicos, de un grupo de poder. Yo podría llamarme CGC pero eso no implicaría cambiar o renunciar a mis valores personales. Está muy bien trabajar en equipo, como lo demuestran claramente algunos deportes, pero siempre que éste juegue en la misma dirección que tú, con las mismas metas, si apoyas a quien mete canastas en tu propia canasta, a quien mete goles en tu propia portería, más te valdría colgarte al cuello la piedra de molino de tus valores y arrojarte al océano del rebaño liderado por el pastor con la ayuda de los perros pastores, al océano de los que ponen su vida en manos de cualquiera con tal de que lidere a un número suficiente de adláteres y monaguillos y te prometa la poltrona que tu ansias. Nunca olvides que un partido político es un equipo por el que has fichado o al que has pedido una oportunidad, aunque sea desde el banquillo, para compartir el triunfo de valores comunes, de valores humanos, para alcanzar la meta de una mejor sociedad, de una mejor humanidad. Si el partido político, si las siglas, son solo un trampolín para alcanzar logros egoístas estás renunciando a tus valores y a la ética más elemental. Y si además el partido político es una férrea dictadura comandada por el líder, por el dictador que quiere tener todo en sus manos, estás pensando que desde una dictadura puedes servir a una sociedad democrática.

No te conviertas nunca en un monaguillo del líder, en un correveidile, en un voceras. Cuando escucho a “algunos” políticos en los medios a menudo tengo la sensación de que están utilizando un manual para uso diario o temático, una especie de protocolo de emergencia para salir del paso como sea. Parece como si no escucharan las preguntas del periodista, como si llevaran las respuestas grabadas, fueren cuales fueren las preguntas, me recuerdan a la inteligencia artificial que “conversa” conmigo cuando llamo a operadoras de telefonía, organismos públicos y demás empresas de servicios. Si desea…marque 1, si no desea marque 2, si desea y no desea marque tres, y así sucesivamente. Creo que es el miedo a ser puesto en la lista negra del líder y perderse el reparto de poltronas. Un partido político necesita un líder, lo mismo que las siglas, lo mismo que cualquier grupo de más de dos, pero de ahí a convertirte en un peón que lo mismo sirve para coser los rotos que para cocinar incluso pedruscos si fuera preciso, hay un abismo. Si luchas por mejorar la democracia comienza por tu partido político. No vale que en democracia una persona sea un voto y que en tu partido político un peón sea un robotín que no puede expresar su opinión y ejercer el derecho constitucional de la libertad de expresión por miedo a ser defenestrado o quemado antes de tiempo. Si quieres barrer el patio común comienza pasando la fregona en tu propia casa. Y no me vale eso de que tú más, y en el partido de enfrente escucho broncas a diario. No se trate de ver quién es más tonto, sino de tener limpia la casa para poder invitar a cualquiera que pase por delante de la puerta.

A Zapi le sigue costando convivir con los gatitos asilvestrados del pueblo, más o menos lo que a mí me cuesta convivir con los humanos, de tal palo tal astilla y de tal amo tal gato. Incluso con los gatines, tiernos y frágiles, debe superar su instinto territorial. Pero esto es una sociedad y no una selva, la convivencia exige ser flexible a veces e incluso llegar a ceder tu propio territorio durante un tiempo para que otros gatitos puedan compartir tu pienso. Que todos tenemos derecho a la vida. Y si hay que renunciar a alcanzar la meta mañana, pues lo intentamos pasado, lo importante es que todos los gatos puedan vivir lo más felices que sea posible en Gatolandia. Eso sí, cuidado con los zorros depredadores, si cedes ante ellos te llevarán en la boca, entre los dientes, a su cubil y te comerán en un santiamén.

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