sábado, 4 de abril de 2020

MANIFIESTOS DE LA MENTE ENMASCARADA.COM VIII









SEGUNDO MANDAMIENTO/Servirás al ciudadano como a ti mismo, es decir a todos los ciudadanos, no a los que supuestamente te votan, porque, en primer lugar, el voto es secreto y ningún político sabe qué ciudadanos le han votado y quiénes no, ni siquiera las encuestas te permiten atisbar por dónde van los tiros, que una vez salen de la pistola van donde quieren, riéndose de las leyes físicas, y lo sé muy bien porque hace unos días, sin ir más lejos, me llamaron por teléfono para una encuesta, y teniendo en cuenta mis respuestas y que ni siquiera mi condición de humorista me permite escapar de una normalidad estadística, uno se hace una idea bastante clara de la fiabilidad de las respuestas, los ciudadanos también mentimos, a veces, más que bellacos. Y porque, en segundo lugar, aunque el político supiera quién le vota, con nombres y apellidos, aunque solo fuera por egoísmo, debería buscar que le voten los que no le han votado. Lo ideal sería una conducta íntegra, casi diría que espiritual, si no fuera un término tan degradado en nuestra sociedad, servir por amor al prójimo, no digo tanto como sin ser compensado con los correspondientes emolumentos, porque nadie vive del aire, pero por favor, hermano político, no te subas el sueldo nada más llegar a la poltrona y menos en plena crisis económica, porque los ciudadanos no lo comprenden ni lo aceptan, especialmente los más desfavorecidos. Vale que sea legal –las leyes también se pueden cambiar- pero no es ético de ninguna de las maneras y esto es un decálogo ético.

Soy consciente de que este es un tema complejo y delicado, porque si unos ciudadanos quieren una cosa y otros la contraria, entramos de nuevo en la cuadratura del círculo y ya sabemos que es un imposible metafísico. Aquí entrarían en juego los valores y principios, que para eso están, te sugiero que dibujes una pirámide de valores en un folio, en la cúspide los valores supremos, los derechos fundamentales de las personas, y los demás más abajo. Si tienes que elegir entre favorecer a los más desfavorecidos, entre los marginados, las víctimas y los que lo tienen todo o casi todo, los potentados de este mundo, no lo dudes, estás para servir a todos los ciudadanos, pero a unos más que a otros, no le des más a quien más tiene porque serás injusto y tu escala de valores sería pura basurilla. El maquiavelismo está bien para los dictadores, los sin entrañas, los inhumanos, los que creen que el fin justifica los medios, sin querer aceptar que es un sofisma pensar que arrojar a alguien al abismo puede ser bueno porque así tenemos una boca menos que alimentar. Eso no vale. Alimentar a toda la humanidad –un fin bueno- no autoriza comportamientos sádicos, inhumanos. Eliminar bocas puede ser matemáticamente perfecto para alcanzar el objetivo pero si no hubiera otra manera racional y fraternal y espiritual de lograrlo te suplico de rodillas que me elimines a mi primero, pero antes ven a verme, mírame a los ojos y dímelo a la cara. Firmar decretos leyes en despachos-búnker puede estar muy bien para los dictadores, pero tú eres un político democrático. No lo olvides.

Y aquí finiquito, aunque habría mucho más que decir al respecto. He presenciado cómo mi gatito Zapi avisaba a otro gato asilvestrado de que no entrara en su territorio, aunque sabe muy bien que mi casa es suya y de que tiene más y mejor comida que cualquier otro gato del mundo. Es un gatito burgués, me temo, y a pesar de que los gatos son las personitas más encantadoras que conozco, también ellos deben aprender valores como la fraternidad. Les puede parecer algo casi imposible. En verdad en verdad os digo que antes llegarán los gatos a ser fraternales que los políticos… Perdón, quiero decir que “algunos” políticos.

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