sábado, 6 de septiembre de 2025

BIOGRAFÍA DE UN BUDA

 


 

 

                      BIOGRAFÍA DE UN BUDA

                NARRADA POR ÉL MISMO

 

La biblioteca de los archivos akásicos es casi infinita. Cada planeta habitado por seres inteligentes cree ser único en el Cosmos. Cuando vienen en sueños o una vez fallecidos y adaptados a la nueva vida deciden adquirir toda clase de conocimientos sobre el universo y sus habitantes acostumbran a dirigirse a la plantilla de bibliotecarios existentes en la primera oficina a la izquierda, según se toma el pasilla central, una vez dejado el vestíbulo.

Allí son atendidos con esmero y guiados hasta el estante donde se encuentran el libro elegido. La mayoría de estos funcionarios están hartos de recorrer pasillos buscando libros para mentes estúpidas que cren que por el simple hecho de estar muertos no pueden saberlo todo, encontrar todas las respuestas a las preguntas que se hicieron en vida. Los durmientes son aún peores. Creen que por el hecho de estar dormidos, el subconsciente como lo llaman ellos, les solucionará todos sus problemas. Se plantan en las oficinas de bibliotecarios y con malas maneras quieren que el bibliotecario de turno le busque ipso facto el libro donde  está escrita la solución a su problema. Tengo prisa porque quiero soñar con otras cosas menos prácticas y más divertidas. Gritan con rostro desencajado, con una desvergüenza que clama al cielo.

Entonces suelen llamarme a mí, el verdugo del karma sin nombre, al que ya conocen de otros episodios de este culebrón. Si estoy libre me escapo y echo una mano. Me encanta buscar libros para muertos o durmientes y charlar con ellos sobre todo lo divino y lo humano.

Muchos se ponen de malhumor porque quieren que encuentre su libro rápidamente que se lo entregue y les deje en paz. Pero conmigo no pueden. Les respondo: ¡Aha, sí! Pues te buscas tú mismo el libro, a ver si lo encuentras en ese siglo, ¡capullo! Si quieres que te lo encuentre yo tendrás que tomártelo con calma y andar de cháchara un buen rato hasta que descubra si me interesa algo de tu vida o no.

Si es muerto le convenzo  y ràpido. ¡Vale, tío! No tengo nada mejor que hacer. Pero si es durmiente se pone insoportable. Que si esta es una noche perdida. ¡Con lo feliz que se las prometía metiendo mano en sueños a  esa nueva cantante de moda que está tan buena!

Los durmientes no saben que sus fantasáis conscientes intentan hacerse realidad en sueños.  Así quien se imagina acostándose con la tia buena que presenta ahora el telediario segunda edición en la cadena 10, acabará por intentarlo en sueños. Que lo consiga o no ese es otro cantar.

Los durmientes suellen ser insoportables, siempre con prisa, lujuriosos o trágicos que quieren pasarse la noche practicando sexo o comiendo como tragones. No te hacen el menor caso, cuando no les interesa y luego se disculpa diciendo que están soñando y en sueños uno no se entera de nada. Vamos, que no controlan. Pero bien que recuerdan los sueños que les interesa recordar y borran de su memoria consciente todo el daño que hacen. Los vivos en estado consciente hablan de magia negra cuando en realidad ellos saben muy bien las andanzas que se traen en sueños. No hablo de recordar reencarnaciones pasadas que eso es un tema serio controlado por los dioses del karma, aunque recordar sueños está a su alcance.

Pero me estoy desviando del asunto. Mis colegas, somos muchos los verdugos del karma, me conocen porque me gusta mucho la cháchara insustancial o no, hablar con todo el mundo, muertos o durmientes, humanos o dioses, funcionarios akásicos o mensajeros de las grandes alturas evolutivas. Si aquí hubiera géneros, quiero decir mujeres, me gustaría más hablar con ellos que con los demás (en mi última reencarnación hice de hombre y no paraba de correr tras las faldas, la historia no había inventado aún el pantalón femenino- fui un bicho malo, lo reconozco) pero como en el más allá no tenemos cuerpos físicos y no se puede hablar de sexo reproductivo (la homosexualidad no está mal vista aquí) nos limitamos a intercambiar cháchara o lo que sea. con quien está a nuestro alcance y se deja.

Bueno, en fin, la cuestión es que una noche- para ellos aquí no hay noche-llegó, en sueños, aunque él se creía muerto un gordito y obeso en palabras más técnica, que buscaba como un desesperado una biografía de un buda.

Aprovechando que estoy muerto (debió de ser una pesadilla horrible) quiero transformarme en  buda y dejar esta mierda de reencarnación en la que ni siquiera bailo con la más fea, no ligo (seducir mujeres para las no avisados) nada; siempre soy pobre, nunca me toca la lotería, las desgracias se enlazan unas con otras como ristras de chorizos y, esto yo es el colmo, los dioses del karma me dicen que no aprendo las lecciones, que evoluciono menos que una hormiga sobre una hoja de parra en mitad del océano.

Y se puso a llorar como un bebé hambriento de pecho materno a las tres de la madrugada. Total. que los bibliotecarios me llamaron a mi verdugo-bombero, y allí acudí como una flecha sin cuerpo.

El gordito me cayó simpático a primera vista (por si no le saben, los durmientes vienen aquí con el cordón astral unido a su cuerpo físico por lo que uno ve sin problemas el cuerpo físico que le ha tocado en rifa a cada durmiente). A éste pobre desgraciado le había tocado uno muy malo (o tal vez fuera uno regular y él lo hizo peor). Gordo, seboso, barrigón, feo de cara, ancho de culo ventoseante, corto de piernas flacas, ancho de hombros, cabezón, orejudo, narigudo. No tenía nada bueno, ni el alma, que había adoptado la forma de un ectoplasma seboso, con rasgos monstruosos, donde podía verse con claridad el miedo que le apretaba el culo.

A pesar de ello, y de sus llantos y expresiones violentas y súplicas y patelos, me cayó bien. ¡Vaya un gordito simpático! Y me dispuse a hilvanar la hebra.

-No llore usted, alma cándida. Que aquí estoy yo, su humilde verdugo del karma, para servirle en lo que necesite. Por cierto. ¿Qué necesita usted?

Se calmó como pudo y me dijo que llevaba muy mal lo de estar muerto y tener que reencarnarse otra vez. No quiso deshacer su error porque pensaba divertirse mucho con aquel simpático gordito. Lo sé, soy malo, muy malo, pero no se lo digan a mis superiores, los dioses del karma, Porfi.

Vaya, no era muy difícil satisfacer su deseo, Las biografías de los budas están a la entrada de la biblioteca en el primer estante a mano derecha y pone en letras muy grandes. “Biografías de Buda”. Pero el gordito no se enteró de nada. En sueños son tan espesos que hay que repetirles un millón de veces las cosas y aún así al despertar ni se acuerdan.

Bien, bien, vayamos por aquí a ver si encuentro el libro que usted necesita.

Y le conduje por un pasillo, a mano izquierda, tan largo que se podía ver el infinito al final. Mira que soy malo. El largo viaje circular (le hice dar una buena vuelta para regresar al principio) me permitió conocer bien al gordito simpático y llorón. El mantenerle en la creencia de que estaba muerto le hizo tan maleable en mis manos como barro tierno en la palma del alfarero. Me bastaba con hacerle creer que yo era un dios del karma que podía decidir su próxima reencarnación, para que respondiera a todos mis preguntas, incluso las más íntimas. ¿Había estado casado alguna vez? -No. ¿Pero se habría acostado con mujeres, aunque fueran putas? Sí, eso sí. Pues cuéntame hasta los detalles más íntimos. Y me los contaba. ¿Te gusta mucho comer, gordito simpático? -Mucho.

domingo, 10 de agosto de 2025

LOS PERVERTIDOS DE ANABEL V

      


               EL PARAJITO CANTOR/ CONTINUACIÓN

Sabes bien Johnny cómo me gustan tus espermatozoides, me los como cruditos y aun soy capaz de degustar ese delicioso sabor a pescado. Pero aquella vez casi vomito. Sin decir nada salí corriendo para el servicio y allí me lavé la boca, luego me enjuagué con un colutorio y vomité en seco. Tardé unos minutos en recuperarme. Al volver él me estaba esperando con la sonrisa de oreja a oreja. ¿Por qué no te habré encontrado antes? Me dijo sin ninguna ironía. Creo que tú y yo vamos a ser muy buenos amigos. Me pidió que me quitara la braguita y me echara a su lado. Me estuvo magreando el sexo con sus deditos hasta que notó que me ponía cachonda. Sabes que basta con que una hormiguita me hurgue allí abajo para que me ponga como una loca. El se dio cuenta de que sus manipulaciones me gustaban mucho y siguió con ellas hasta conducirme al orgasmo. Sabía hacerlo bien el pequeño demonio. Imagino que de alguna manera tenía que contentar a sus parejas aunque no creo que una profesional de la calle le consintiera algo así. Debieron reírse mucho del pobrecillo. ¿No crees Johnny?

 Estuve de acuerdo. Los pitos pequeños causan más bien risa y los grandes, destrozos. Pensé en Pichabrava. Nos vendría bien algo más flexible, más acoplable. Pero la naturaleza no se esmeró mucho en el hombre.

"Te confieso Johnny que lo pasé muy bien aquella noche. Zoilín me trabajó bien con los dedos. Era una lástima porque si ponía el bigote no le llegaba la boca. Me hacía muchas cosquillas. Era agradable jugar con su cosita aunque no logré que me pasara de los labios. Solo la vez que le unté la pilila logré notar su presencia dentro. Era como una hormiguita juguetona y agradable. Se sirvió una copa y se puso enseguida contento. No soportaba muy bien el licor. Me estuvo contando cosas que sabía de grandes hombre y que podían hacer caer castillos. Lo creí todo. Zoilín no era un mal chico aunque cuando se ponía a soltar trapitos sucios se le cambiaba la cara, algo verdaderamente desagradable.

 "Le serví una segunda copa y entonces ya no se contuvo. Todas sus fantasías sexuales salieron a relucir. Con quién le gustaría hacérselo y cómo. Los cotilleos sobre famosos que aparentaban ser muy machos y eran maricas. Quién era quién en la cama y cómo las mujeres son siempre mejores folladoras que los hombres cuando se ponen a ello. Me divertí mucho, aunque tuve que morderme la lengua varias veces para no reírme en su cara.

 Aquí se interrumpió Ani. Sus historias eran a menudo tan largas que necesitaba varios días para rematar la faena. Recuerdo que aprovechando una de nuestras noches libres semanales la invité a cenar y a un dansing en una discoteca, donde se había puesto de moda la salsa y otros ritmos caribeños. No soy un gran bailongo, pero quise animar a esta dulce mulata que entonces pasaba por una de sus rachas de melancolía e introversión. A ella sí le encantaba el baile, más que nada en el mundo, a excepción del sexo. Aceptó entusiasmada. Escogió un restaurante mexicano porque le apetecía comer algo picante y allí, mientras nos metíamos entre pecho y espalda un plato de chili con carne que era puro fuego (lo mitigábamos con copitas de ron que no hacían sino intensificarlo) decidió seguir contándome la historia de Zoilín. Disimuladamente enchufé la grabadora y la escondí bajo una servilleta aprovechando una de sus ausencias para ir al servicio (el picante parecía acentuar sus necesidades mingitorias).

 ¡Verlo para creerlo!, que diría el otro. Nunca imaginé que existieran hombres así. Salidos de madre,sí, naturalmente; impotentes, claro; eyaculadores precoces, a montones, pero como Zoilín ninguno. Era un caso excepcional en todos los sentidos. Anabel se transformó durante un tiempo en su mamá. El se encontraba tan entusiasmado como un infante con mamá nueva. Era cariñoso, discreto, delicado y generoso (sus regalos eran de poco valor, pero de muy buen gusto). Aparte de estas bellas cualidades Zoilín exhibió tal sinceridad que hasta Lily se hizo cruces cuando Anabel le contó las confidencias que aquel pervertido compartía con ella en horas de lecho y cháchara.

 Los secretos de Zoilín abochornarían hasta al mismo Satanás, que no teme el ridículo con tal de ganar almas para su causa. La propia Ani me lo contaba con la reticencia que hubiera puesto en hablarme de la desverguenza de algún hermano o familiar muy cercano. Ya a los postres, muy relajados e intentando hacer la digestión de la cena, Anabel se lanzó a contarme el resto de la historia que yo paso a contarles con mi propio estilo.

 "Zoilín gustaba de colocar su cabecita de pepino sobre mis pechos tan pronto como se le disparaba la pilulita, que era casi siempre al tocar mi chumino. En raras ocasiones logró meter el gatito en la cueva. Así puesto cerraba los ojillos de aprendiz de demonio y me contaba su vida de pe a pa.

 "Procedía de una familia numerosa -sus papás creían que cuantos más hijos tuvieran más los bendecía Dios- que fue bendecida con un indiano, su bisabuelo, que regresó, con una gran fortuna, al país de donde saliera con una mano delante y otra detrás. Con semejante fortunón no es extraño que se pasaran las noches buscándose las cosquillas.

 "Zoilín era el mediano de doce hermanos, la mitad machos. Ya de niño era tan enclenque y feo que sus propios hermanos se burlban de él, haciéndole objeto de las mayores perrerías. Lo que le llevó a suplicar a su padre para que lo mandara como aprendiz de cura a un seminario. Allí llegó un buen día, para alivio de todos sus hermanos y progenitores. Eligieron un lugar lejano, en el norte, donde no se veía el sol y la melancolía se te metía por el pecho hasta el fondo del alma.

 "El sufrió de melancolía hasta que el azar le descubrió que el pequeño pito servía para otra cosa, aparte de para mear a escondidas porque no le vieran sus compañeros y se burlaran de aquel regalo envenenado que le hizo la naturaleza. Si bien era diminuto cantaba sin parar, como un jilguerito alegre que saludara a la vieda desde el alba al ocaso, e incluso en sueños, pues siempre se despertaba tieso y con muchas ganas de pitar. La naturaleza le había provisto con flautín de impúber pero con huevos de avestruz que fabricaban leche merengada para surtir una ciudad.


domingo, 3 de agosto de 2025

UN DÍA EN LA VIDA DE UNA FAMILIA VANTIANA XXXII

 


-Buena idea. No descarto que si todo va bien volvamos a hacer otro programa explorando lo que se nos quede fuera. Pero hagamos caso a Elierina, que nos hace señas. Creo que quiere mostrarnos algo.

-En efecto. Estamos en la recepción del Omostron. Como veis es un espacio muy amplio, con paredes luminosas con letreros e imágenes para servir de guía a los que entran aquí por primera vez. También hay holoimágenes en movimiento que actúan como guías para quienes así lo solicitan. En este caso como Oliviris y yo vamos a serviros de anfitriones en este nuevo mundo que desconocéis no es preciso que os hagáis con sus servicios. Nos vamos a acercar a recepción, donde varios voluntarios, por turnos, reciben e informan a todos aquellos que necesitan su asesoramiento. Los veteranos nos limitamos a saludar con un gesto al entrar. Los que aún conservamos ciertas normas de cortesía, porque aquí, como veréis, cada uno va a lo suyo. Os voy a presentar para que registren, porque aquí “H” interviene solo lo imprescindible, y a veces ni eso. Nos deja en absoluta libertad. Se limita a escanearnos antes de volver al mundo físico para ver si todo está bien o necesitamos alguna clase de cura o terapia. En ese caso nos sumerge en un sueño profundo y manipula nuestros cerebros y cuerpos. Esto está desierto, como es habitual. Os voy a presentar a Carienda, que es la más amable y simpática.

-Hola Carienda. Esta noche venimos con dos invitados, Alirina y Rosindra que están haciendo un programa de holovisión que a lo mejor tú conoces. Se trata del canal que “H” ha cedido a los no integrados en todos sus servicios, para que puedan seguir haciendo lo que deseen. Tienen su expreso permiso para esta visita. Vosotros veréis si necesitáis registrarlos o hacer algo en especial.

-Hola, Elierina. Nos consta el permiso de “H” por lo que solo vamos a registrarlas y les entregaremos esta pulsera por si surgiera algún inconveniente y “H” se viera obligado a intervenir personalmente. No hay ninguna restricción para ellos, podéis ir a donde queráis y hacer lo que hacen todos. Os deseamos una buena experiencia. Y a ti, Eli, ya que os habéis comprometido a enseñarles el Omostron, os rogaría que no les dejarais solos en ningún momento. A pesar de que no esperamos ningún incidente, nunca se sabe lo que puede pasar cuando “H” no está vigilando en persona. Encantado de conoceros y adelante.

-Gracias, Carienda. ¿Puedo hacerte una pequeña entrevista para el canal educativo y el programa de hoy, Un día en la vida de una familia vantiana?

-Claro, querida amiga. Como ves esto está desierto y no se espera mucha actividad esta noche. ¿Qué deseas saber?

-En primer lugar, me sorprende que haya voluntarios, aquí en el Omostron. Rosindra, aquí presente, también es voluntaria y nos ha servido de guía en el zoo de Vantis y se ha apuntado a acompañarnos también en esta visita, pero ella pertenece a los no integrados totalmente en los servicios de “H” y es normal que haga algún servicio de voluntariado, bien para recibir algún crédito o simplemente para ocupar su tiempo, pero en vuestro caso resulta un poco extraño. ¿También sois no integrados? En ese caso. supongo que necesitáis créditos, porque lo lógico es que estuvierais disfrutando de este mundo virtual como todos.

-Buena pregunta. Sí, hay algunos no integrados que necesitan créditos para algo y piensan que esta actividad es más cómoda que otras, pero en general somos integrados y hacemos de voluntarios porque nunca vienen mal unos créditos extras o porque aquí se pueden establecer relaciones. Cuando no estamos trabajando disfrutamos del Omostron como los demás.

-Disculpa la pregunta, pero yo particularmente nunca he estado en el Omostron. Se dice que este mundo genera adicción, que os olvidáis de la realidad física y que no vivís para nada que no sea disfrutar del mundo virtual. ¿Es cierto?

-No se puede generalizar. Hay quienes han decidido que el mundo físico no merece la pena y se pasan aquí todo el tiempo, salvo las restricciones que ha marcado “H”. En el mundo físico se limitan a comer, puesto que las comidas que se hacen aquí no alimentan nuestros cuerpos, y cuando sufren penalizaciones por incumplir las normas y no pueden conectarse en unos días o semanas, o incluso meses, en las penalizaciones más graves, son obligados por “H” a salir de sus casas y moverse en el mundo físico haciendo lo que sea o simplemente paseando o se les van descontando los créditos que tienen en sus cuentas. La vigilancia de nuestra Inteligencia artificial es muy severa, para evitar enfermedades físicas o mentales. Tras una estancia en el Omostron equivalente a las horas normales del sueño físico “H” hace un diagnóstico físico y mental y repara los daños sufridos. Aun así parece que el cuerpo físico necesita una mínima actividad y todos tenemos unos días obligatorios al mes en los que tenemos que realizar actividades físicas o salir a pasear por Vantis o donde nos encontremos. En cuanto a la adicción es cierto que en el Omostron podemos vivir vidas muy completas y hay quienes no saldrían nunca de allí si no les obligara “H”. Otros en cambio, este es mi caso, encontramos alicientes en los dos mundos y no sentimos más adicción que la que genera todo placer.

-Permíteme alguna pregunta personal, no contestes si no quieres. ¿Tú vives sola, en familia, tienes hijos, y en general todo lo que quieras contarnos al respecto?

-No tengo inconveniente en responderte. Vivo en mi casa, adquirida con mis créditos, con mi pareja que hace el mismo tipo de vida que yo. Entramos al Omostron cuando nos apetece, que no es siempre, nos movemos por Vantis con cierta frecuencia, incluso hemos visitado el zoo donde trabaja Rosindra. Estamos pensando en tener hijos y en cuidarlos a la manera tradicional. Nos preocupa que sufran el trauma de descubrir que han sido cuidados por hologramas de “H” y decidan dejarnos y escapar a las Montañas negras. Por lo que sabemos nosotros esto no es muy frecuente, salvo en el caso de vosotros, los no integrados. Tenemos relaciones sexuales físicas con naturalidad, aunque nos hemos dado permiso para tener también relaciones sexuales en el Omostron, si así nos apetece. En mi caso mantengo relaciones más o menos frecuentes con mis padres y con el resto de la familia, todos residentes en Vantis. Esto no debe ser muy frecuente, pero fuimos educados para aprovechar todo lo que nos facilita “H” evitando caer en la tentación de renunciar a la vida física para convertirnos en personajes virtuales en el Omostron. Nos costa que ha habido muchas peticiones para que “H” permita renunciar a los cuerpos físicos y transforme el Omostron en otra realidad donde sus habitantes no necesiten salir nunca de él. Ignoro si nuestra Inteligencia artificial no lo hace porque aún no ha conseguido convertir ese mundo en otra dimensión diferente o ha encontrado demasiados problemas para que funcione como es debido. No estoy muy informada, pero imagino que la cuarentena a la que está sometida Omega respecto a otros habitantes del Cuadrante no puede durar para siempre y una conquista del planeta por otras especies haría que la especie omeguiana pudiera desaparecer.

-Una reflexión muy razonable. Le propondré a Arminido que tratemos ese tema en otro programa. Rosinda, ¿tienes alguna pregunta para Carienda?

-Sí tengo muchas, pero no podemos pasar aquí el resto de la noche. Nuestros holovidentes se aburrirían mucho y no conocerían el Omostron. Me gustaría saber tu opinión respecto a la vida que llevamos los no integrados. ¿Crees que todo el mundo debería renunciar a los adelantos que nos proporciona “H” o es posible un futuro en el que integrados y no integrados podamos convivir? ¿Crees que “H” acabará destruyendo a la especie omeguiana si sigue por ese camino de proporcionar y poner al alcance de todos sus avances tecnológicos y de todo tipo?

-No tengo miedo de contestar a tu pregunta porque “H” ha demostrado mucha flexibilidad con todo tipo de opiniones, dejando que convivan hasta donde sea posible los que tienen opiniones contradictorias. Como ya os he dicho no soy de los que piensan que vivir en el Omostron como una realidad totalmente apartada del mundo físico sea lo ideal, y no solo por la posibilidad de que seamos aniquilados por otras especies invasoras, el mundo físico tiene sus virtudes y posibilidades y el mundo virtual las suyas. En mi opinión “H” ha cometido un grave error al concedernos todos los avances tecnológicos, transformando a la especie omeguiana en mentalistas hedonistas que no buscan otra cosa que el placer. Vivir sin dolor y con el máximo placer posible no me parece mal, pero si no hacemos algo por nuestra parte antes o después perderemos la voluntad y la libertad. En eso los no integrados tenéis razón, aunque no veo por qué no participar más en ciertos adelantos que “H” ha puesto a nuestra disposición.

-Muchas gracias, Carienda por tu amabilidad. Nos gustaría seguir charlando contigo, pero el programa debe continuar. Dejaremos que nuestros anfitriones nos enseñen este mundo.

-Ha sido un placer y espero que antes de salir volváis a despediros. Mi turno no terminará antes de que “H” os pida que abandonéis el Omostron.

sábado, 26 de julio de 2025

LOS PERVERTIDOS DE ANABEL IV

                      



                           EL PAJARITO CANTOR/CONTINUACIÓN


 -Se quedó en casa una semana. Yo llegaba del trabajo y le ponía más bálsamo. Le daba de comer y cambiaba su bolsa con hielo. Zoilín no se podía mover del dolor. Permanecía todo el día en la cama con las partes pudendas al aire porque no soportaba la ropa. Lloró lo que quiso y no paraba de agradecerme los desvelos. Para compensarme me contó las historias más sórdidas que conocía y eran muchas. Algún día te contaré alguna de ellas. Recuérdamelo Johnny.

 "Pero me he ido un poco de la cronología. Te voy a contar el primer encuentro. Lily ya me tenía aleccionada. Es pequeño y feo como el mismo demonio y tan mezquino que da asco, pero yo sé que tú vas a poder con él, Anabel, me dijo la patrona. Lo necesito porque me hace un gran servicio. Tú debes procurar satisfacerle y tratarle con mimo. No te dará mucho trabajo. Se irá por la pata abajo nada más verte desnuda, jaja. Si te pide algún numerito, algo lésbico que le gusta mucho o alguna representación teatral, me llamas y veré si merece la pena contentarle.

 "Vino en taxi hasta la casa. Yo miraba a través de los visillos, curiosa. Era muy bajito. No creo que llegara al 1,60. Su bigote enorme le hacía muy ridículo. Eso sí, vestía de boutique cara y con muy buen gusto. Salí a recibirle y extendí mi mano. Me la cogió con ansia, como si creyera que se la iba a retirar enseguida. Me besó el dorso, dejando en la piel mucha baba. Hice como que no me enteraba, aunque me dio mucho asco. Ya en la habitación me pidió que me desnudara muy despacio, con música. El se sentó en una butaca y encendió un apestoso puro. Pero no pudo ni darle dos chupadas porque en cuanto vio mis tetas casi se desmaya. Dejó el puro en el cenicero, continuó Ani con la narración, y echó mano a la bragueta. Me acerqué hasta él pensando que me estaba indicando que se la meneara pero me rechazó ofendido. Continué con el estriptis y en cuanto me vio en braguitas puso cara de estarse corriendo como en unas olimpiadas. Cerró la boca como si intentara ahogar un gemido, pero no pudo contenerse. Comenzó a chillar con su vocecita de niño y luego a toser y después a gemir y a suspirar. Creí que le había dado algo e intenté palmearle la espalda. Se enfadó mucho y salió corriendo hacia el servicio, con las manos en la bragueta y la espalda inclinada hacia delante. Era todo un espectáculo de feria.

 "Regresó al cabo de unos minutos. Yo seguía en braguitas, me había servido una copa para ayudarme a pasar el mal rato, porque se me iba y venía la risa y no sabía cómo controlarme. Le pregunté si se encontraba mal. Noté su cara de enfado y le dije que no era preciso hablar si no quería. Entonces él debió notar algo en mi que le hizo ablandarse. Me contó su problema muy escuetamente. Como viera que no me reía de él se sinceró más. Así pude saber de su boca lo que ya sabía de labios de Lily. Le dije que no se preocupara. Eso era algo común en los hombres y que a lo largo de la noche se le olvidaría lo sucedido. Se echó a llorar como un niño. Yo no sabía qué hacer. Me acerqué a él, le tomé una mano y traté de consolarle. Como el llanto arreciara lo cogí en brazos. Lo llevé hasta la cama y allí puse su cabecita entre mis pechos. Me los puso perdidos de lágrimas y baba. Cuando se calmó me dijo que yo era la mujer más comprensiva que había encontrado nunca. Que si le trataba bien él me recompensaría de mil maneras. A pesar de su aspecto él tenía mucho poder en ciertos ambientes. Lo creí porque Lily ya me había contado algo.

 "Lo desnudé con mucho cuidado y entonces descubrí su pililita de bebé entre sus piernas. De no haberlo sabido creo que no hubiera podido contener la risa. Era realmente pequeña, algo microscópico. Vaya pajarito cantor. Me salió de la boca sin que pudiera hacer nada por evitarlo. El creyó que me refería a su pilulita y se puso rojo de rabia. Fue entonces cuando se me ocurrió una salida que me libró de su cólera. Sabes que tengo pájaros en casa. Lily me permite a veces llevar alguno al trabajo para que me hagan compañía. Aquel día había llevado un loro y un jilguerito. Ni corta ni perezosa salí de la habitación, bajé al salón y subí la jaula del pajarito que se puso a cantar desaforadamente. Sabes que tengo buena mano para los pájaros, en cuanto cojo una jaula no hay pájaro que se resista.

 Anabel no era consciente del doble sentido de sus palabras y yo no quise decir nada por no interrumpir la narración. Me limité a sonreír.

 "Subí con el jilguero a la habitación y entonces Zoilín comprendió la confusión y me pidió disculpas. Me preguntó si no le parecía pequeña.Primero me hice la tonta. ¿Te refieres a la jaula?. No, mujer, no. Sabes que me refiero a esta cosita que tengo entre las piernas. Hombre, las he visto más pequeñas. Es un tamaño medio, tal vez tirando un poco a bajo, pero las hay mucho más pequeñas, puedes creerme. Mentí como una bellaca, Johnny. Pero él se lo tragó. Los hombres os tragáis todo cuando os interesa. Se relajó bastante y me dijo si le podía dar un magreo. Así en braguitas como estaba me subí a la cama y comencé a masturbarle. Pero era tan pequeña que se me escapaba de entre los dedos. Así que decidí hacer de tripas corazón. Me gustan las mamadas, sabes muy bien Johnny que te he hecho algunas antológicas, tener el nabo entre los dientes me produce una sensación placentera, como si ya no me faltara nada. Pero aquel nabito era más bien ridículo. Me puse a mamárselo como si lo hiciera con ganas y entonces noté con sorpresa que se encendía. Se estaba empalmando. Fue el empalme más rápido que he visto nunca. Y más si tenemos en cuanta que unos minutos antes se había ido sin avisar. El nabito se puso firme y creció un poco, no mucho, para qué vamos a engañarnos. Pero lo más asombroso es que apenas me dejó echarle la lengua porque se corrió en mi boca con más velocidad de la que nadie hubiera esperado. Echó un par viscosidades, chilló de gozo y yo me quedé con el escupitajo en la boca.

 


domingo, 20 de julio de 2025

LOS PERVERTIDOS DE ANABEL III

 



Zoilín, tomado por la pichulita, se transformó en un auténtico esclavo de Lily. Por lo visto hizo para ella cosas que solo Gervasio, el viejo amante y ahora jefe de matones, de mi cada vez más sorprendente celestina, aceptó ejecutar, aunque de otro calibre, ustedes me entienden. Sentía tal debilidad por Anabél que narraba a su oreja los más mezquinos secretos de su miserable vida. Creo que mi dulce Ani era la mujer mejor informada del país sobre las intimidades de famosos y famosetes de poca monta que ya empezaban a prepararse para la maratón.

 

El primer encuentro entre ambos tuvo más parecido con una película del viejo cine mudo que con un video porno. Las carreras de Zoilín no hubieran podido ser grabadas ni por una cámara rápida. ¿Era tan poca cosa para Lily que nunca le dejó utilizar sus potingues?. Le pregunté asombrado a mi amiga. ¿Nunca le habló de sus remedios milagrosos?. Nuestra patrona no era tonta, me respondió, si curaba a Zoilín se quedaba sin su más preciado recadero. Pero era de esa manera como le tenía más cogido de las pelotas. No entiendo su astucia, Ani. Sabes que los potingues eran muy caros y solo los dispensaba a grandes clientes. De todas formas no era el dinero lo que podía preocuparla, sino que llegara a curarse de su eyaculación precoz. Entonces ya no dependería de ella para satisfacer sus necesidades sexuales. Zoilín era un chantajista nato, se hubiera acostado con bellas mujeres a cambio de guardar secretos. No lo hizo nunca porque sentía pánico de que descubrieran su debilidad.

 

-Lily nunca le suministró sus elixires, pero a mi me dio pena, ya sabes como soy -siguió contándome Ani- y le facilité las migajas de un tarrito que había utilizado con un buen cliente. Dio resultado, cómo no iba a darlo. Zoilín aguantó más tiempo del que su delirante fantasía hubiera podido nunca imaginar. Lo pasamos muy bien aquella noche y el se sintió tan agradecido que lloró a moco tendido sobre mis pechos. Me dijo que desde aquel momento yo era más que su madre -ya lo llevaba siendo hacía tiempo,jaja- y que podía pedirlo lo que quisiera. ¿Y qué le pediste?. De momento nada pero luego aproveché sus servicios para acostarme con un famoso actor de cine, de visita en España. Pero a lo que iba. Se marchó más bien tarde al día siguiente de la casa número cinco, ya la conoces, me besó y me dijo las palabras más dulces que he oído en mi vida. En la puerta del taxi se dio la vuelta para despedirse y pude ver que lloraba como un bebé. Todo parecía ir de perlas cuando al día siguiente me llamó a casa, había conseguido sacarme el teléfono con sus carantoñas y lloros, para explicarme que aquellas pomadas le producían alergia. Tenía el bajo vientre lleno de ronchones, de granos que a cada minuto aumentaban de tamaño, se le caían las postillas sobre su pilulita que aparecía hinchada y tumefacta, con muy mal aspecto. La tenía completamente roja, lo mismo que sus huevos de avestruz, jaja, y no podía ni darse bálsamo bebé porque saltaba del dolor.

 

Es una pena que no pueda transcribir el lenguaje caribeño de Anabel porque la gracía que tenía al narrar este episodio podría hacerles llorar de risa. Es cierto que tengo sus grabaciones pero ustedes no pueden oirlas y la mera transcripción mecanográfica les quitaría todo su sabor dulzón y salsero.

 

-Me pidió permiso para venir a casa, continuó Anabel muerta de risa. Se bajó los pantalones y me enseñó el estropicio. Tuve que hacer un gran esfuerzo para controlarme porque se me estallaba la risa por todos los poros. Aunque bien mirado no era precisamente para reirse. Daba verdadera pena el pobre Zoilín. Se dejó poner un poco de bálsamo y lloró como un niño mientras mis manos hurgaban en su cosita. Le dije que no podíamos dejarlo así. Llamaría al doctor, que Lily tiene siempre de guardia, por si surgen emergencias y él encontraría la forma de que al menos no le doliera tanto. Chilló de miedo y se puso de rodillas para suplicarme que no lo hiciera. Si Lily se enteraba podría ordenar matarle. Le contesté que no era para tanto, que nuestra patrona era una buena mujer y se apiadaría de él. No me lo consintió. Yo no sabía si morirme de risa o de lástima. Allí, de rodillas, con todo al aire, parecía un bufón de corte, de esos que tú me contabas Johnny.

 

Pensé que era una lástima que Lily no hubiera puesto un sistema de grabación también en casa de Anabel. En ese momento se me ocurrió que hasta eso era posible. Tendría que mirar las grabaciones una por una. Aún no había inventariado la herencia de mi patrona. ¿Y cómo solucionaste el problema?. Pregunté con cara de risa.

 

viernes, 18 de julio de 2025

EL TURISTA ACCIDENTAL GOURMET II



MI SEGUNDA COMIDA EN EL SUEÑO DEL INFANTE

Esta vez pedí un arroz a la cubana, sencillo pero muy sabroso. Todo en su punto. Y de segundo alitas de pollo con patatas fritas. Las alitas de la gala de la noche anterior me habían enamorado. No sé con qué estaban rebozadas pero eran deliciosas. Esta vez no tenían el rebozo, simplemente a la plancha, pero muy sabrosas.

No me atreví a preguntar por el personal de cocina. Supongo que al menos para el menú de la gala debieron ser numerosos. De este menú ya hablaré en otro momento, o puede que lo haga el turista accidental, siempre metiéndose donde no le llaman.



LAS FAMOSAS ALITAS DE POLLO, REGADAS CON UN VINO DE LA TIERRA







EL TURISTA ACCIDENTAL II


EL TURISTA ACCIDENTAL

SEGUNDA CRÓNICA

X es un hombre rarito, como pude comprobar en conversaciones que tuvimos a lo largo de nuestra estancia, incluso tras la llegada de su amigo Bautista. Suele ocurrirme que tras hablar conmigo nadie se acuerda de haberlo hecho, ni mucho menos de mi nombre. Soy como un fantasma de carne y hueso o un ser multidimensional. Incluso hay por ahí alguien que cree ser mi creador y yo uno de sus personajes humorísticos. Tiene gracia la cosa.
 
Mientras esperaba a que llegara su amigo, con una cierta preocupación, porque se retrasaba un poco, me hizo algunas confidencias que aprovecho para colar en mi crónica. Dado que X no tiene nombre, como yo, el que hable de él no tendría por qué molestarle. Odia el calor. No le importaría estar en cualquiera de los polos, con los pájaros bobos, esos señores que visten de frac, en lugar de achicharrado por un sol de justicia. El calor le abotarga, por eso se aposentó en un banco y allí permaneció sin mover una ceja. Me comentó que sufría de fobia social. Que en otros tiempos fue un problema grave pero que ahora lo llevaba con mucha calma. Le asustaba un poco la gala que se avecinaba, aunque estaba más preocupado por cenar a la hora -es diabético- , que en verse obligado a conversar, algo que es lo más común en estas reuniones.

Su mente parecía estar en bucle. Que si le habrá pasado algo a su amigo Bautista. Que no miró cuánto le costaba el parking donde estacionó el coche. Que mira tú si le cobran por hora, incluso las horas de la noche y sumando más de cuarenta y ocho horas, esto puede subir un pico. Que le gustaría quedarse otra noche más para conocer algo de Guadalajara, pero le parece abusivo. Piensa en cómo encontrar la forma de decirle a M que pagará de su bolsillo. Sus bucles mentales parecen propios de una patología mental. Así me lo cuenta. En efecto toda su vida ha sufrido de una enfermedad mental a la que ahora no sabe cómo la llamarían porque estas etiquetas cambian más que los nombres que les dan ahora en inglés a cosas que antes tenían un nombre castellano de toda la vida. ¿Lo de esta noche será un "party"? Le gustaría preguntarle a M si todos los empleados del hotel sufren algún tipo de patología mental, porque no lo parecen en absoluto. Luego, cuando llegue su amigo Bautista satisfará buena parte de sus curiosidades, aunque ya conoce buena parte de la historia, gracias a que está pasando sus memorias al ordenador y a las conversaciones que han ido manteniendo sobre el tema a lo largo de los años. Cómo ha cambiado el tema de la enfermedad mental. A él, a X, le tocó lo más duro, antes de que se produjera la reforma psiquiátrica en España. Todo lo que están viendo sus ojos parece un milagro, como lo comentará en una conversación casi al final del "party".

Me cuenta que siempre tiene un plan B por si las cosas salen mal. Esta vez todo sale bien. Intuyo que le pasa con mucha frecuencia. En el parking hay un tope diario, que no sobrepasa los diez euros, bastante menos de lo que él pensaba. Su amigo Bautista acaba llegando. El acabará cenando y muy bien, aunque no a su hora habitual. Parece bastante despistado porque se le mete en la cabeza que tiene que cenar antes del "party" sin caer en la cuenta que en estos eventos siempre hay canapés o pinchos o como se los quiera llamar. Arma un pequeño lío del que lo saca Bautista que ya ha asistido a otros eventos. En la cocina debieron pasarlo mal. ¿ Pero qué le pasa a este hombre?

Por fin se enterará de que los sombreritos tan monos que aparecían sobre bustos no eran máscaras de carnaval sino para las damas y que aquella especie de pajaritas o lo que fuera eran para los caballeros. Todo saldría bien, incluso algunas gotas de lluvia en el momento oportuno que obligó al pianista a retirarse a tiempo. Ya estaba temblando X ante la posibilidad de tener que bailar con la alcaldesa de Guadalajara o las seis consejeras del gobierno de Castilla la Mancha que asistieron a la gala e hicieron sus discursos, todas muy simpáticas. ¡Uf! le escuché aliviado. Yo por supuesto estuve a su lado en todo momento. Nadie me vio, nadie supo de mí, pero lo pasé tan bien como X. Incluso comí alguna de sus alitas de pollo, riquísimas. Debió caerle simpático a una camarera, antes recepcionista, que siempre le ofrecía de su bandeja, alitas, hamburguesas mini, etc etc.
Pero eso será objeto de una tercera crónica.