miércoles, 1 de julio de 2015

EL VERDUGO DEL KARMA I (RELATOS ESOTÉRICOS CON HUMOR)




NOTA PREVIA: Hace años que inicié esta serie de relatos, intentando aprovechar temas tan golosos para un autor de ficción como son la reencarnación, el karma, los archivos akásicos, el universo de los sueños, el más allá, etc. Si bien al principio eran relatos serios pronto comprendí que sin humor perdían intensidad y garra, cercanía, por lo que los transformé en relatos humorísticos, aunque el humor que destilan es a veces muy negro. 
Que nadie busque en ellos la ortodoxia budista o esotérica, la manipulación a que someto conceptos tan serios como la reencarnación o el karma, podría molestar a lectores que conozcan a fondo estos temas. No pretendo hacer de divulgador, tan solo de escritor de ficción y de humorista con un peculiar sentido del humor. Mi intención es la de ampliar los límites de la realidad cotidiana, la única existente para muchos, golpeando el plexo solar del lector para transportarlo a universos donde todo lo que alguna vez creímos sólido se difumina y la perspectiva puede llegar a ser verdaderamente terrorífica. 
El narrador de la serie, un cínico verdugo del karma, de vuelta de casi todo, se puede decir que no respeta nada, ni siquiera a los dioses del karma que a veces se ven obligados a castigar su comportamiento, muy poco generoso y humano con sus semejantes. Recuerdo al lector que se trata de un personaje de ficción y que no tiene por qué reflejar las opiniones e ideas del autor. De hecho se sentiría muy molesto si alguien llegara a negar su propia autonomía y personalidad.
He comenzado a grabar en audio sus andanzas, lo mismo que he estado haciendo con otros de mis textos. Cuando tenga listo el archivo pondré aquí un enlace, si aprendo a hacerlo. En alguno de los talleres literarios que coordiné, sugerí a los participantes que grabaran sus textos y los escucharan. Es una excelente forma de corregir textos y hacerse consciente de dónde y por qué fallan o de los aciertos alcanzados. Espero que les guste y no se sientan demasiado molestos o aterrorizados por las historias.




EL VERDUGO DEL KARMA

Los verdugos del karma pertenecemos al escalafón más bajo de los funcionarios, que ejercen su burocrática labor en la gigantesca biblioteca, a la que algunos llaman Archivos akásicos. Situada en el plano inmediatamente superior al material o físico, donde todo es energía, fue creada por los dioses que habitan el tercer plano de existencia, por encima de la materia y de la pura energía. La eternidad de sus vidas y el casi infinito poder que alcanzaron dominando las energías primigenias del universo, les han hecho acreedores a este nombre, aunque en realidad no dejan de ser un grupito más de las infinitas criaturas que habitan los multiuniversos, visibles e invisibles. Ellos dominan todo lo existente por debajo de su nivel evolutivo. 





Los archivos akásicos están fuera del tiempo y del espacio. Por lo tanto no puede decirse que fueran creados en un momento determinado de la línea temporal. Los dioses decidieron que nada de lo que alguna vez existió se perdiera para siempre. Manipulando las corrientes energéticas, que fluyen de forma constante en el infinito océano cósmico, alzaron este edificio con el fin de archivar, en plaquitas de pura energía, la existencia temporal de cada una de las criaturas que habitan o habitaron el universo físico.

Recabaron la ayuda de los seres que residimos en el segundo plano para formar el cuerpo de funcionarios divinos. Muchos aceptamos, hastiados de una vida sin norte. Nos examinaron de nuestros conocimientos y experiencias, adjudicándonos el más bajo y despreciable de los escalafones funcionariales. Ahora soy verdugo del karma y no me quejo, porque mi vida está muy lejos de ser aburrida. Para las criaturas físicas seríamos una especie de dioses si pudieran vernos o supieran de nuestra existencia. Es una de las paradojas de la vida. El que un mísero burócrata como yo pueda ser considerado un dios por criaturas inferiores, no deja de ser algo tan normal y lógico como el que una hormiga, pongamos por caso, vea a las criaturas humanas como Titanes casi omnipotentes.

* * *

La función de un verdugo del karma resulta de todo punto imprescindible, puesto que no siempre los muertos reconocen los evidentes errores que han cometido a lo largo de su vida. Los multiuniversos no podrían seguir su camino en el tiempo y en el espacio si sus criaturas se negaran a aceptar la reparación correspondiente por las culpas que han hecho sufrir a los seres conscientes de su entorno. 

Nuestra tarea resulta bastante simple. Algunos de mis compañeros incluso murmuran acerca de la vagancia congénita de estos dioses que apenas se ocupan de nada, delegando los trabajos más sucios en criaturas inferiores. No sabemos en qué actividades centran su consciencia estos dioses, ya que rara vez podemos hablar con ellos. Cuando se acercan a nosotros es siempre para impartir órdenes. Así se ha establecido: que exista una jerarquía en el Cosmos y los seres más evolucionados estén por encima de los que aún no han alcanzado ese nivel.

Toda criatura inteligente o consciente sueña, lo que no sabe es que muchas veces acude a esta biblioteca para conocer su futuro o repasar su pasado. Se trata del sueño profundo que rara vez recuerdan. Los archiveros les reciben y les ayudan a encontrar la secuencia de su pasado o de su futuro que desean visionar. No es una tarea tan desagradable como la nuestra. Los verdugos del karma estamos obligados a recibir a los que mueren, a calmar su angustia y a obligarlos a que repasen su vida y decidan de acuerdo a ella lo que quieren hacer con su futuro: reencarnarse y pagar su karma o quedarse en este plano si la hucha de su karma está a cero.

La mayoría se niegan a pasar por esta tortura y patalean y berrean como tiernos infantes contradichos por los adultos en sus deseos sin sentido. Muchos quieren vengarse sin pérdida de tiempo del daño que les han infligido sus semejantes. Otros se niegan a reencarnar, alegando que por mucho karma que tengan pendiente ellos ya han sufrido demasiado. Es entonces cuando entramos en acción los verdugos del karma. Les colocamos una argolla energética en los cuellos de sus cuerpos astrales y les obligamos a que nos acompañen a los sótanos de tortura.

Allí los archiveros nos han dejado el vídeo correspondiente a la vida del fallecido y nuestra labor es enchufar a su cerebro astral el cable de energía que les conectará a su pasado. Cada escena de su vida, en forma cronológica, comienza a ser revivida en su consciencia. Su rebeldía a esta tortura con frecuencia resulta aterradora. Nosotros les ayudamos a pasar el trago con buenas palabras y a veces nos vemos precisados a llamar a los doctores para que les calmen y puedan seguir siendo torturados. 

Los casos más desesperantes son los de quienes creen haber sufrido dolores y angustias sin cuento debido al comportamiento de los otros. Su desmesurado deseo de venganza les impide repasar su vida buscando errores propios -los ajenos se los conocen al dedillo- y mucho menos que les enchufemos el vídeo de sus enemigos para que puedan captar en profundidad los sentimientos más íntimos que les llevaron a un comportamiento poco generoso con sus semejantes. 

Es aquí cuando el verdugo del karma se gana su pequeño sueldo mensual (consistente en visiones elevadas y éxtasis místicos de corta duración). Es preciso emplear toda la fuerza para que estos vengativos recalcitrantes se dejen enchufar al vídeo de sus enemigos. Y aún entonces, en algunos casos, se ven ratificados en sus poco caritativas suposiciones, puesto que resulta, del contacto con sus pensamientos y sentimientos más íntimos, que actuaron con absoluta malevolencia consciente. Los fallecidos afectados por semejante desvergüenza de sus semejantes sufren severos síncopes debido la rabia que se apodera de todo su ser y nos vemos precisados a llamar a los doctores kármicos que deben tranquilizarles con un severo tratamiento hipnótico, haciéndoles creer que su vida pasada fue sólo una pesadilla de niños malos.

Queda mucho por ver y conocer en esta formidable biblioteca cósmica, pero el deber me llama, queridos amigos. Hoy me toca guardia y se acaba de encender el pequeño pilotito rojo que llevo colgado al cuello. Eso significa que acaba de traspasar el umbral un caso desesperado y debo hacerme cargo de él sin dilación alguna. Ustedes pueden seguir soñando, piensen por un momento en algo agradable y el sueño se modificará al instante. Mañana, nada más dormirse, recuerden que tenemos una cita, ustedes y yo, para conocer el resto de este formidable edificio donde se albergan los archivos akásicos...No, no tengan miedo, aquí no se gastan bromas. Somos muy serios y respetuosos. Chao, arrivederchi, good bay, a tout a l´heure, hasta pronto, nos vemos...

Si no fuera por quienes nos visitan en sueños la soledad de los verdugos del karma sería irrespirable. Como ustedes saben muy bien la soledad es lo que peor se lleva, tanto en el más acá o en el más allá, según se mire con su perspectiva o con la mía. De pronto me he dejado llevar por la risa tonta. Me estoy carcajeando como un bendito.

"Aquí somos todos muy serios". Jaja. Ya verán esos pardillos lo que es bueno. Pero voy a tener que andarme con cuidadito porque como me pille un dios del karma las voy a pasar canutas. Esos sí que son serios. Ya lo creo.

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