NOTA: El motivo de sacarme ahora de la
manga este personaje –que fue el primer personaje humorístico que construí-
tiene mucho que ver con el homenaje a Ana-Cecilia, la directora de
cortometrajes en el homenaje que le estoy haciendo en el foro. En este homenaje
aparece Hipo, el diminutivo de Hipopótamus hipocondriacus, y me ha parecido
oportuno que se pueda conocer un poco de su biografía. Ya hace unos años,
cuando empezaba con el humor, me dije que la mejor manera de iniciarme en este
noble arte era el parodiarme a mí mismo. Esta es la primera parodia, muy
elemental, pero que con el tiempo se convertiría en un entrañable personaje.
Hipo es mucho más gordo que su autor, más generoso y bondadoso, mucho menos
cínico y a veces un poco tonto, pero la suerte ayuda a los tontos que son
buenos y de esta manera conoce al profesor Cabezaprivilegiada del que se
convertirá en ayudante. He cortado el final, unas frases de los editores que no
venían muy a cuento. Con Hipo inicié una serie de relatos sobre zoo-antropología,
la nueva ciencia que diseñan este buen par de dos. No he vuelto a subir ningún
episodio más de la serie (tengo varios, Leon-leonado sin garras, el pajarito
pio-pio, etc) porque me parecen muy amargos y demasiado vengativos, ahora que
me encuentro emocionalmente más equilibrado. Sin embargo Hipo permanece porque
con el tiempo y muchas aventuras llegaría a ser mi personaje favortio.
UNA HISTORIA SURREALISTA
“HIPOPOTAMUS HIPOCONDRIACUS”
Nadie, de no haber sido John
"Cabezaprivilegiada", hubiera logrado el milagro de dar forma y peso
específico a la nueva ciencia. Recién salida de la nada, como un pan del horno
aún calentito, el feliz acontecimiento se debía en gran parte a la delicadeza y
buen hacer de la comadrona: un anónimo catedrático de universidad conocido por
compañeros y alumnos por el cariñoso apodo de "Hipopotamus
Hipocondriacus". Aunque no lo confesaran todos sus alumnos sentían un gran
cariño hacia la oronda figura del profesor, lo que les llevaba a la exagerada
manifestación de que sin duda era el genio más grande desde Einstein.
Como nos ocurre a todos –siempre, antes
o después, terminamos por encontrar la horma de nuestro zapato -el admirado
profesor la encontró en forma de alumno, vago y vengativo como los dioses
mitológicos. Su malevolencia tenía que llevarle necesariamente a la venganza
debido a los suspensos que con dolosa reiteración hacía caer sobre su cabeza de
chorlito el admirado profesor. Venganza que decidió enfocar mediante un
contundente argumento "ad hominem", que por ser anónimo resultó aún
más demoledor, no se puede replicar a un anónimo como no se puede contestar a
las acusaciones de una pared.
Precisamente el vengativo alumno decidió utilizar una de las numerosas
paredes que salpicaban el Campus como lechugas en una huerta y que el alumnado
respetaba tanto como a los profesores. Allí dibujó lo que él consideró un nuevo
espécimen biológico, mitad hombre, mitad bestia. La parte de bestia
correspondía a un enorme hipopótamo, todo barriga, y la parte humana, más pequeña,
estaba ocupada por la presunta cabeza de nuestro hombre, un cráneo mondo y
lirondo ostentando un único pelo en lo alto como si se tratara de la bandera de
un nuevo país adjudicado a la especie recién salida de la espuma de las olas,
como Afrodita pero en gordo. Al lado del dibujo rezaba una leyenda:
"conozca al nuevo espécimen, mitad hombre, mitad bestia, conozca a
Hipopótamus Hipocondriacus".
¿Quién hubiera podido imaginar que
de algo tan pueril surgiría una nueva ciencia?. Evidentemente nadie en su sano
juicio, ni siquiera los que aún siguen creyendo que en los áridos desiertos del
planeta algún día brotaran jugosas cebollas capaces de alimentar las lágrimas
de todos nosotros como lo consiguieron en su día los profetas bíblicos y lo conseguirán
también los otros, esos que sin duda nos
deparará el próximo futuro, tan jugositos ellos y llorones como cebolla que se
pela a sí misma.
Resulta de todo punto increíble cómo los
acontecimientos se precipitaron en una catarata de escenas que muy bien
hubieran podido sacarse de alguna película cómica, una de esas películas en las
que el autor aún no tiene claro el final. Hipopótamus Hipocondriacus, herido en
su amor propio, escribió debajo del dibujo de su esperpéntica figura la
descripción en latín del nuevo espécimen. No contento con ello dedicó todas sus
energías a crear un zoológico, recolectando, como trigo maduro, los ejemplares
más vistosos del Campus. Emborronó las paredes de todos y cada uno de los
edificios del complejo universitario con torpes dibujos y descripciones
detalladas, en latín, de cada uno de los ejemplares. Naturalmente que fue
despedido, aunque costó arrojar su voluminosa figura fuera de los límites del
Campus. De hecho se necesitó a todo el equipo de rugby de la universidad, dándole
patadas en su redondo trasero, para conseguir que atravesara los límites del
reputado centro.
Coincidencias geniales, extrañas y
milagrosas coincidencias, de las que muchas ciencias han sorbido todo su néctar
divino (Newton sorbió el néctar de la manzana y vean la que armó). Con la
última patada Hipopótamus Hipocondriacus cayó encima de John
"Cabezaprivilegiada" que se apresuraba por llegar puntual a la
conferencia que sobre las leyes matemáticas de la violencia debía dictar dentro
de quince minutos en el amplio salón "Newton". John fue derribado,
aplastado y al mismo tiempo librado de una muerte agónica por el propio
Hipopotamus, que con agilidad felina, pudo levantarse a tiempo de salvar, de
algo peor que la muerte, el fibroso cuerpo de la conocida eminencia.
Cuenta la historia que John "Cabezaprivilegiada" no solo no
pudo llegar puntual, por primera vez en su larga vida docente a una cita, sino
que ni siquiera llegó. Al conocer de primera mano la causa de aquel
sorprendente evento decidió hacerse acompañar por Hipopótamus recorriendo todas
y cada una de las paredes pintarrajeadas, donde tomó abundantes notas en su
agenda azul que muchos hubieran dado media cabeza por llegar a leer. Al tiempo
que su acompañante le contaba toda la historia, globalmente y con pelos y
señales, en la fibrosa cabeza de John empezaron a surgir las simientes de la
nueva ciencia.
La denominó "Zooantropología",
nombre rimbombante como el de casi todas las ciencias, que prefieren ostentar
títulos aristocráticos en lugar de nombres comunes que cuadrarían más a esa
recolecta de observaciones y datos, hecha por concienzudos servidores del agro
- lo que en realidad son las ciencias, no nos llamemos a engaño-.
Ediciones "La Mente Despierta" tiene el honor y el privilegio
de adelantar para ustedes la primera descripción de espécimen que aparece en el
libro de John "Cabezaprivilegiada", titulado
"Zooantropología" o la ciencia del futuro. Libro que John ha aceptado
encantado -por la elevada suma que se ha embolsado- publicar en nuestra
editorial que acaba de dar sus primeros pasos con este libro, iniciando así su
andadura hacia, solo los dioses saben, qué nuevos horizontes editoriales.
El libro estará pronto en sus librerías
habituales, pero antes pueden llamarnos al 00-000-0000, prefijo 0-0-0, y les
remitiremos por correo totalmente gratuito un vale por descuento de hasta un
cincuenta por ciento del precio del nuevo best-seller. Además, y aunque no se
lo crean, acompañaremos el ejemplar, preciosamente encuadernado en oro y
platino, de otro completamente gratuito debido a la pluma del reputado
estudioso de las ciencias sociales, profesor Tiquis Miquis, se trata de su obra maestra "Politología, maravillas de
la naturaleza".
Y ahora queridos amigos -llamen, llamen, no sean tontos, ni desconfíen,
ese número existe- les daremos un pequeño adelanto para que vayan abriendo
boca, no tanto como para que parezcan hipopótamos, pero algo es algo, queridos
amigos.
Hipopotamus Hipocondriacus
Ejemplar único en su especie- o casi
único porque sino no podríamos explicarnos el olvido de haber sido excluido de
las especies en peligro de extinción- aún más voluminoso que la media de sus
congéneres de la otra especie "hipopótamus normalis" o "dicharacherus".
Su incapacidad para moverse en tierra y la gran capacidad de desalojo de
toneladas cúbicas de agua, le hacen un ejemplar solitario e hipocondríaco, de
ahí su nombre. Su tendencia a la hipocondría va en sus genes -tan locos que han
convertido la espiral del ADN en un laberinto inextricable- lo que le hace
especialmente querido por doctores y psiquiatras, cuyas consultas llena, no
sólo con su volumen, sino aún más con sus berridos lamentosos sobre la
desgracia de haber recibido genes no merecidos de sus progenitores.
Su desgracia no es aparente al
observador puesto que la esconde bajo toneladas de comida que el caudaloso río
de la vida va introduciendo de lleno en su enorme boca desdentada hasta llenar
sus ocultos vacíos internos. gourmet incorregible, siempre disfrutará de una
buena comida, esté donde esté, y aunque el cielo, sacudidas sus columnas
sustentadoras por cualquier Sansón vengativo de tres al cuarto, esté a punto de
caer, no únicamente sobre su cabeza, sino sobre el resto de animales de la
sabana.
Suele reproducirse tarde, si es que lo
hace -muchos prefieren no dejar descendencia tras las enormes huellas que van
dejando sus patas- y solo si la suerte le resulta propicia, puesto que las
hembras de la especia compatible "hipopótamus dicharacherus" huyen de
él como de la sarna y las escasas hembras de "hipopótamus
hipocondriacus" necesitan un severo cortejo para ser convencidas de un
apareamiento que puede costarles la vida.
Suele morir de inanición, a avanzada edad, debido a haberse enamorado locamente y sin
posibilidades de una hembra de "gacela felina" que tan solo sus ojos
húmedos podrían alcanzar. Su hipocondría ha pasado a la historia y está en
todos los manuales del "buen psiquiatra". Nos abstendremos de leerles
la reseña de referido manual por temor a un nuevo diluvio universal que con la
que está cayendo no imagino dónde nos podríamos refugiar. Me da risa lo del
arca de Noé.
Nota del autor.
"Por Dios, que no se preocupen los amables y afectuosos lectores,
el autor se ha puesto a dieta y en unos años espera alcanzarla estética
adecuada para desenvolverse en esta sociedad a la que tanto quiere y tanto le
quiere".
Nota de los editores
"los editores advierten que caso de encontrar ejemplares de este
nuevo y raro espécimen, así como de los restantes del libro, les llamen
rápidamente al 0...( para qué repetirlo, ustedes ya se lo han aprendido de
memoria). Prometen una recompensa del 20% de lo que obtengan con la
distribución de fotografías y videos (lo de la contabilidad creativa corre de
nuestra cuenta).
"Por cierto que somos estúpidos. Que no llame nadie si se
encontrare ejemplares de estas especies, podríamos terminar querellados y
"apuñalaos". Solo deseamos que ustedes lo pasen bien y por favor que
nadie se ofenda si se siente "retratao" que por lo visto el autor se
ha puesto a parir y ninguna comadrona le ha "echao" una mano".
Nota del lector.
"Buff... ¡Cómo han degenerado los
surrealistas!.
Nota del verdadero autor( el otro es un usurpador que se ha colado de
rondón)
Que el autor, el verdadero, está escribiendo una novela en la que la
nueva ciencia de la "Zooantropología" tendrá todo un capítulo.
Solicita la colaboración de los amables lectores con sus sugerencias. Promete
enviarles un cheque, si la novela se convierte en best-seller mundial, desde su
residencia de ancianos para que todos los colaboradores puedan costearse la
suya en cualquier lugar del planeta. Caso de no llegar a best-seller mundial,
lo que es harto probable, les incluirá en su página de agradecimientos, algo es
algo.
Slictik
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